Análisis

Javier Gómez: Vampiros emocionales (II)

En mi entrega anterior hablé de los principales tipos de vampiros emocionales que existen. En esta entrega hablaré de las estrategias más comunes que suelen utilizar para ejercer su influencia.

Lo primero que hay que preguntarnos es ¿Conocemos a alguien que, con su sola presencia, altera negativamente nuestro estado de ánimo? Tal vez de una de las siguientes maneras: Dejándonos emocionalmente exhaustos, estresados, o ansiosos cuando compartimos tiempo con ellos. La peor parte es que muchos de ellos son a veces familiares cercanos, amigos, personas de nuestro entorno inmediato.

Dependiendo del grado de conciencia con el que ejerzan su rol vampírico, tomarán diferentes actitudes con la cual drenarán/restarán nuestra energía:

– Victimizarse; evitar tomar responsabilidades, y por ello buscan a alguien que las tome por ellos para poder, usarlo de muleta para avanzar, y/o culparle si fallan, es una relación “codependiente” en la cual buscan que la otra persona desarrolle sentimientos de “protección”, “paternos” y/o de “responsabilidad” de cuidado y casi que crianza.

– Ser manipuladores; personas de baja autoestima, autocriticarse para dar lástima, mostrarse incapaces de hacer algo o reacios a intentar hacerlo porque tú eres quien lo hace, o quien lo hará mejor.

– Los hay del tipo narcisista, y se muestra cuando manifiestan carencia de aprobación.

– Tener dificultades para la empatía, ya que esperan siempre ser puestos en primer lugar y ¡no sentir pena por eso!

– Querer dominar al otro, controlar cómo ha de sentirse; intimidar, si es necesario.

– Crear dramas innecesarios en situaciones fáciles de resolver, principalmente armándose películas y problemas en su cabeza.

– Difundir chismes, algunos para alejar a las demás personas de su víctima y luego mostrarse ante ella como bueno y el único que le quiere.

– Criticar constante y destructivamente.

– Buscar explotar la amabilidad de los demás, tal vez con frases “retadoras” para que la persona “demuestre” algo por lo cual se le ha caracterizado siempre, estilo “¿no y que tú eres generoso?”, o “ah, ¿viste como eres tú?”.

Se les llama y reconoce como “vampiros de energía” porque su actitud se asemeja (o quizá está inspirada) en las míticas criaturas de la literatura. No chupan sangre, pero sí se alimentan de la energía (cansan, extenúan) a una o varias personas de su entorno. Es una actitud parásita, que, dependiendo del grado de conciencia con el que lo hagan, será dañina para quien la recibe, pero siempre desde buscar crear o explotar codependencia. También puede haber situaciones o entornos que nos pueden dejar sin energía. En mi siguiente entrega hablaré de cómo neutralizarlos. Dios les bendiga.

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista

Artículos relacionados:

Javier Gómez, religioso/periodista: Vampiros emocionales, parte 1

Javier Gómez Graterol, religioso/periodista: ¿Se impondrá un “nuevo orden mundial”?

Javier Gómez, religioso/periodista: Nos toca pedir sabiduría

Javier Gómez Graterol, religioso, periodista: Recuerda: tienes un ángel que te ayuda
Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: Viene Halloween