Análisis

Javier Gómez: Todos necesitan de tu oración

Me hicieron una consulta… alguien que estaba aquejado por un mal físico, y que ha estado yendo a varios médicos y no han dado con lo que es. En fracciones de segundo vino a mi mente el pasaje bíblico de la hemorroísa que tocó a Jesús, recordando especialmente que ella arrebató ese milagro a Él. Luego, la entrevista que alguna vez hicieron a los miembros de la serie Dr. House, en la cual uno de ellos mencionaba que el mayor aprendizaje que había tenido de la serie es cómo las enfermedades pueden confundir a los médicos.

También recordé el testimonio de alguien que me dijo que una joven aquejada por un mal recurrió a un sacerdote carismático, y él le profetizó que la próxima vez que ella fuese a consulta, el doctor tendría una inspiración y sabría cuál es su mal. Esto se cumplió tal cual le dijo el sacerdote. Así que le dije a quien me consultó: En lo humano, haga una lista de sus síntomas, y qué estaba haciendo cuando los presentó. Anótelos. Usted conoce su cuerpo mejor que nadie. En lo espiritual: ore al menos cinco rosarios antes de ir al médico para que Dios le ilumine y este sepa qué es. Póngase también en manos de su comunidad, pida que oren por usted. Vaya donde un grupo carismático y que oren por usted por si se trata de un mal espiritual (ojo, NO soy carismático, pero al César lo que es del César).

Después de todo, el mismo Jesús fue quien lo recomendó: Pidan y se les dará (Mt 7,7-12; Lc 11,9-13) aunque prefiero mi libre traducción del griego: “chillad como cajas de pollos y se os dará”, porque con ella enfatizo un poco más la necesidad de insistir.

Esta “receta” de orar antes de ir al médico, también sirve para cualquier otra necesidad que tengamos en la cual hemos de recurrir a otros. Todos necesitamos de todos. Cuando vamos a recibir un servicio, sea el que sea, acostumbrémonos a orar antes de ir a recibirlo, y a orar por esa persona que nos lo dio. Es tan irónica nuestra naturaleza humana que, cuando una persona recibe un buen servicio, tiende, en promedio estadístico, a decírselo, máximo, a cuatro personas, pero cuando recibe un mal servicio, mínimo a diez.

Como cristianos cambiemos eso: esa persona que nos dio un buen servicio puede luego caer porque al demonio le gusta arruinar lo bueno. Si lo da bien, oremos para que lo siga dando bien, y al que lo da mal, pues para que lo dé mejor.

También recordemos que estamos para servir, y como dice la frase (que se la atribuyen hasta al perro): “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Jesús se ciñó la toalla y sirvió a los suyos lavándoles los pies (en esos tiempos donde era necesario ese servicio hecho por esclavos, porque los pies se llenaban de tierra del camino y llegaban mugrosos y malolientes).

Insisto como siempre, ya para cerrar, que nuestros principales servidores son nuestras autoridades (1 Timoteo 2,1-4) y debemos orar muchísimo por ellos. El mundo, para ser mejor, necesita que salgamos un poco más allá de nuestras necesidades particulares al momento de recibir o dar un servicio, necesita que nos apoyemos mutuamente con la oración. Dios con nosotros.

Artículos relacionados:

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: 2021 y la necesidad de orar por nuestros gobernantes

Padre Nuestro (lo que sentimos al rezar esta oración)

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: Escuchar, una forma de amar

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: Todos podemos hacer algo

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: La mejor fórmula para hacer rendir el tiempo y las finanzas