Análisis

Javier Gómez, religioso: 2021 y la necesidad de orar por nuestros gobernantes

El caso de la reciente aprobación de la ley del aborto en Argentina, la cual contaba con casi un 70 % de rechazo por parte de la población, según encuestas, pone de manifiesto que vienen tiempos difíciles para los cristianos de todas las denominaciones.

Quien me conoce o ha leído con anterioridad, sabe que siempre he promovido la fórmula bíblica propuesta por San Pablo en 1 Timoteo 1,1-3 “Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, sin distinción de personas; por los reyes y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios, nuestro Salvador, pues Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, enfatizando siempre la parte de “para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y ‘dignidad’”. Ahora enfatizo la parte de “lleguen al conocimiento de la verdad” que es Cristo, Camino, Verdad y Vida, para que nuestros gobernantes vean que acciones como la aprobación de leyes así son un pecado abominable por el cual darán cuenta, tal vez cuando menos se lo esperen. El infierno existe, así haya quienes lo crean una amenaza infantil para someter y aterrar.

Con la aprobación de esta ley, y el avance hacia la aprobación de la ley de la eutanasia, el valor de la dignidad humana ha dejado de ser reconocido por las autoridades. Ahora hay un creciente desfase entre lo que es el poder y quien lo ejerce, y la representación a través de él de los intereses de la gente que ha delegado ese poder. La peor parte es que esta ley del aborto es solo el comienzo. Van por más: viene toda una escalada de ataques ideológicos que pretenden erradicar libertades e imponer totalitarismos, disfrazados, eso sí, de libertades.

Ya no podemos ser cristianos por tradición. Toca darle bases a nuestra fe, profundizar en ella. Ser partícipes de grupos parroquiales y movimientos de la Iglesia; formar redes, grupos; utilizar cuanto recurso tengamos para hacer oración, vida y actividad nuestro ser cristiano.

La oración es nuestra principal herramienta. Don Bosco decía: que tu oración preceda a tu acción. Quien lee la Biblia se dará cuenta de que en todo tiempo difícil, Dios nos dice que a Él no le importa la magnitud del daño material, sino que promete que, si nos volvemos a Él y abandonamos nuestro pecado, Él nos dará los dones y gracias que necesitamos para reparar el daño, y también obrará portentos para ayudarnos a estar incluso mejor de como estábamos antes de que todo se pusiese mal por las consecuencias de nuestra mala acción, indiferencia u omisión (Zac 1,3). No es para comenzar el año con pesimismo, es para comenzarlo sabiendo que debemos volver a Dios para que Él nos dé las herramientas que cada uno necesita para hacer nuestra parte y que todo sea mejor (1 Sab 9). Cristo y yo, mayoría aplastante. Cristo ha resucitado ¡en verdad ha resucitado!

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista

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