Dice la Biblia que: “Abram tenía setenta y cinco años de edad cuando salió de Jarán” (Génesis 12, 4); “Tenía Abram noventa y nueve años, cuando se le apareció Yavé y le dijo: «Yo soy el Dios de las Alturas. Camina en mi presencia y sé perfecto (Génesis 17, 1)”; “José tenía treinta años cuando se presentó ante Faraón, rey de Egipto. Se retiró de su presencia y empezó a recorrer todo el país de Egipto” (Génesis 41, 46); “Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres cuando hablaron con Faraón” (Exodo 7, 7)”.
También dice que llamó a los 20 años a Jeremías: “Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho». Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás. No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte – oráculo de Yahveh -” (Jeremías 1,6-8).
Aún más asombroso, en Salmos 8,3 dice: “en boca de los niños, los que aún maman, dispones baluarte frente a tus adversarios, para acabar con enemigos y rebeldes”. Y para rematar, afirma que: ¡Dios hizo que la burra de Balaam hablara! (Éxodo 22, 21-26).
La Biblia es clara en esto: Todos podemos hacer algo… no importa la edad, condición social, ni cualquier excusa que podamos poner, todos somos llamados. Dios no llama a los perfectos, capacita a los que llama. A quien se abandona en Él, Dios lo hace ser instrumento suyo, le da los dones y gracias para serlo.
¿Cómo?
1. Pedir perdón por nuestros pecados: “y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado» (Is 6,8).
2. Ponernos a sus órdenes: “Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»? Dije: «Heme aquí: envíame»” (Is 6,9);
3. Abandono en Dios: “He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad, y tu Ley está en el fondo de mi ser” (Sal 40, 9). Después de todo, si Dios se valió de la burra de Balaam, o de mí, se puede valer de usted, pues para Dios nada es imposible (Lc 1,37).
4. Oración: Se nos manda a orar. 1 Timoteo 2,1-4 afirma que debemos orar, especialmente por nuestras autoridades ¡para tener una vida digna y en paz!
5. Acción: “Empieza por hacer lo necesario, luego haz lo posible y de pronto estarás logrando lo imposible” (San Francisco); “Que tu oración preceda a tu acción” Don Bosco.
Es fácil quejarse, criticar al que hizo lo que hizo (pero se puede criticar porque está hecho), victimizarse, lamentarse, etc., pero preguntarse ¿y qué puedo hacer yo para cambiar la situación? Ahí está el reto. Comenzar es el punto… El resto lo hará Dios, si nos abandonamos en Él nos esforzamos en averiguar cuál es su voluntad, aún más en cumplirla y en poner en Él nuestra confianza.
Autor: Javier E. Gómez Graterol, religioso/periodista
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