Análisis

Javier Gómez Graterol: Sobre el Anticristo

Diablo, anticristo y muerte, son temas ante los cuales mucha gente reacciona con temor y prefiere evitar hablar de ellos, en especial de la muerte, como si mencionarles siquiera fuese a atraerlos, o como si mantenerse sin saber de ellos fuese alguna ventaja, algo así como poder alegar “yo no sabía” y con eso salvarse. Es mejor saber sobre ellos, ya que no hacerlos nos hace más vulnerables ante las manipulaciones de quien es el príncipe de la mentira. Por cuestiones de espacio solo mencionaré lo más elemental que hay que saber sobre el tema del anticristo.

1. El término “Anticristo” se menciona en la Biblia únicamente en las Epístolas Juan (cf, 1 Jn 2,18; 4,3; 2 Jn 7); aunque hay otros versículos que complementan esta realidad, por ejemplo San Pablo (2 Ts 2, 1-3; Dn 7; Apoc 13- y 17,10-14).

2. Tendrá poder temporal: “Porque deberán perder sus dominios, los gobernantes temporales, reyes y príncipes se pondrán al lado del anticristo. Del mismo modo, los prelados que temen perder su dignidad, y los religiosos y los sacerdotes que quieren ganar honores y riquezas, se olvidarán de la fe de Cristo y se adherirán al anticristo. Él será un hombre verdadero, pero tan orgulloso que no solo deseará el dominio universal en todo el mundo, sino que también exigirá ser llamado dios e insistirá en recibir la adoración divina” (San Vicente Ferrer)

3. La Biblia menciona varios que actuaron o lo harán como él, pero uno será el principal: “Porque han invadido el mundo muchos seductores que no confiesan a Jesucristo manifestado en la carne. ¡Ellos son el Seductor y el Anticristo!” (2Jn 7) En Mt. 24, 24 dice: «Se presentarán falsos cristos y falsos profetas que harán maravillas y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos de Dios». Pablo lo identifica como un ‘hombre impío’, “hijo de la perdición” (2 Ts 2, 3).

4. Lo que dice la Iglesia (CEC Nº 675): “Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el ‘misterio de iniquidad’ bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22)”.

5. El Islam también cree en esta figura: según una compilación de escritos basados en las enseñanzas de Mahoma, “Sahih Al Bujári” se advierte del peligro de ese ser: “Yo les advierto sobre él. No hay Profeta que no haya advertido a su gente sobre él, pero yo les diré algo que ningún otro Profeta ha dicho alguna vez a su gente: él es tuerto y Allah no es tuerto”.

6. Irá en contra de todo lo que represente a Cristo y querrá él mismo ser alabado como tal o en su defecto que el hombre se alabe a sí mismo en vez de a Dios: “Hundo mi dedo en la sangre aguada de su impotente y loco redentor, y escribo en su frente desgarrada por las espinas: ‘el verdadero príncipe del mal y el rey de los esclavos’ ”; “Di en tu corazón: ‘Yo soy mi propio redentor’”; “El Satanista rehuye términos como “esperanza” y “oración” ya que son indicio de aprehensión” (De la Biblia de Satán).

7. Su figura y venida serán cuando sea posible que su poder político se extienda a toda la humanidad. Ya que temporalmente será Señor del mundo. Cuando se haga posible el dominio universal en sentido pleno, también será realmente posible el Anticristo.

8. Lo más importante que debemos saber y asimilar de él es esto: “No se entiende nada del Anticristo si, pese a todo su poder en la historia, no se le reconoce como a alguien que en el fondo ya está vencido” (Josef Pieper). «Es el malvado que al fin el Señor lo barrerá con el soplo de su boca y lo destruirá con el resplandor de su venida» (2 Tes. 2, 8). Dios con nosotros.

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista

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