Análisis

Javier Gómez Graterol: Oremos por Cuba

Oremos por Cuba

Más de medio siglo siendo infectada por la peste comunista implantada sin misericordia por los Castro, Cuba, según medios informales, está levantándose de su obligatoria pasividad, diciéndole al mundo que a veces hay silencios más elocuentes que el ruido mismo.

Dios creó al hombre para ser libre, y ese impulso de libertad no puede ser sometido. Sigue sin haber el primer balsero hacia Cuba, el “mar de la felicidad” del que tanto se habla en muchos medios y academias, que ahora están en silencio, más preocupados por implantar agendas ideológicas que de defender la verdad.

Mientras que por redes circulan clamores de gente pidiendo a gritos que se sepa que hay una masacre en marcha, en la cual no hay, como en las democracias auténticas, equipos antimontines y balas de goma, o “gas del bueno”, como decía el difunto presidente intergaláctico Chávez, sino balas reales, arrestos y arremetidas brutales. Medios izquierdosos como “actualidad.rt” publican titulares estilo: “Retorna la tranquilidad a las calles de Cuba tras las protestas y la ‘campaña de difamación’ contra la isla denunciada por el Gobierno”. ¿Se puede ser más rastrero? Sorprende cuánto lo son estos.

Los “demócratas” estadounidenses ya dijeron que quieren “llamar a diálogo” con quien nunca dialoga, que no habrá intervención militar. Rusia dice que Estados Unidos no debe meterse. Conmueve el mensaje de una soldado norteamericano-cubana, publicado en redes, de apellido Acosta, quien en medio de su llanto, explica su deseo de hacer que llevar su uniforme valga la pena y que si ha de ir a derramar su sangre, lo hace por ir a liberar el país de sus abuelos, sabiendo que el “diálogo”, con semejantes interlocutores, nada logrará.

En cuanto al comunista gobierno cubano, pues se anuncia que actualmente “ofrece desgravar y liberar la importación de alimentos y medicinas, y promete ‘garantías procesales’ a los manifestantes detenidos”. Como siempre, la estrategia de aliviar en alguna medida represiva mientras todo se calma, para luego ir progresivamente retornando a donde estaba.

Como cristianos nos toca hacer lo que nos corresponde, empezando por algo que ya he venido diciendo anteriormente, aplicar 1 Timoteo 2,1-3: “Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, sin distinción de personas; por los jefes de estado y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios, nuestro Salvador, pues Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. Enfatizando, como siempre hago, “ para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y dignidad”. Dios con nosotros.

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista

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