Más de medio siglo siendo infectada por la peste comunista implantada sin misericordia por los Castro, Cuba, según medios informales, está levantándose de su obligatoria pasividad, diciéndole al mundo que a veces hay silencios más elocuentes que el ruido mismo.
Dios creó al hombre para ser libre, y ese impulso de libertad no puede ser sometido. Sigue sin haber el primer balsero hacia Cuba, el “mar de la felicidad” del que tanto se habla en muchos medios y academias, que ahora están en silencio, más preocupados por implantar agendas ideológicas que de defender la verdad.
Mientras que por redes circulan clamores de gente pidiendo a gritos que se sepa que hay una masacre en marcha, en la cual no hay, como en las democracias auténticas, equipos antimontines y balas de goma, o “gas del bueno”, como decía el difunto presidente intergaláctico Chávez, sino balas reales, arrestos y arremetidas brutales. Medios izquierdosos como “actualidad.rt” publican titulares estilo: “Retorna la tranquilidad a las calles de Cuba tras las protestas y la ‘campaña de difamación’ contra la isla denunciada por el Gobierno”. ¿Se puede ser más rastrero? Sorprende cuánto lo son estos.
Los “demócratas” estadounidenses ya dijeron que quieren “llamar a diálogo” con quien nunca dialoga, que no habrá intervención militar. Rusia dice que Estados Unidos no debe meterse. Conmueve el mensaje de una soldado norteamericano-cubana, publicado en redes, de apellido Acosta, quien en medio de su llanto, explica su deseo de hacer que llevar su uniforme valga la pena y que si ha de ir a derramar su sangre, lo hace por ir a liberar el país de sus abuelos, sabiendo que el “diálogo”, con semejantes interlocutores, nada logrará.
En cuanto al comunista gobierno cubano, pues se anuncia que actualmente “ofrece desgravar y liberar la importación de alimentos y medicinas, y promete ‘garantías procesales’ a los manifestantes detenidos”. Como siempre, la estrategia de aliviar en alguna medida represiva mientras todo se calma, para luego ir progresivamente retornando a donde estaba.
Como cristianos nos toca hacer lo que nos corresponde, empezando por algo que ya he venido diciendo anteriormente, aplicar 1 Timoteo 2,1-3: “Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, sin distinción de personas; por los jefes de estado y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios, nuestro Salvador, pues Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. Enfatizando, como siempre hago, “ para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y dignidad”. Dios con nosotros.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista
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