Análisis

Javier Gómez: Beneficios de la paciencia

Paciencia (palabra femenina), se define, según el diccionario como:

– 1. Capacidad de sufrir y tolerar desgracias y adversidades o cosas molestas u ofensivas, con fortaleza, sin quejarse ni rebelarse. “soportó la desgracia con paciencia ejemplar”. 2. Calma o tranquilidad para esperar. “ten paciencia, que enseguida acabo con esto y vengo a buscarte”. Deriva el verbo latino pati (sufrir, padecer) cuyo participio presente, plural neutro, patientia, designaba ya entre los romanos al hábito o virtud de hacer frente al mal.

En la Biblia podemos encontrar varias citas bíblicas referidas a ella, principalmente como virtud. Por cuestiones de espacio, me limitaré a citar solo dos: “Hijo mio, si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la tentación. Ten recto corazón y soporta con paciencia, y no te impacientes en el tiempo del infortunio […], ten buen ánimo en las vicisitudes de la prueba. Pues el oro se prueba en el fuego, y los hombres gratos a Dios, en el crisol de la tribulación” (Si/Eclo 2,1-5). Y “Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración” (Rm 12,12). Paciencia y resiliencia son similares, pero no son lo mismo, la paciencia fortalece al alma para que supere la tristeza proveniente de los males que hay que soportar. A través de la perseverancia la paciencia se relaciona con la constancia.

El Papa Francisco nos dice: “…preguntémonos: ¿qué es la paciencia? Indudablemente no es una mera tolerancia de las dificultades o una resistencia fatalista a la adversidad. La paciencia no es un signo de debilidad: es la fortaleza de espíritu que nos hace capaces de “llevar el peso”, de soportar: soportar el peso de los problemas personales y comunitarios, nos hace acoger la diversidad de los demás, nos hace perseverar en el bien incluso cuando todo parece inútil, nos mantiene en movimiento aun cuando el tedio y la pereza nos asaltan” (Homilía 2/2/2021).

San Cipriano dice: “La paciencia es la que nos recomienda y guarda para Dios; modera nuestra ira, frena la lengua, dirige nuestro pensar, conserva la paz, endereza la conducta, doblega la rebeldia de la pasión, reprime el tono de orgullo, apaga el fuego de los enconos, contiene la prepotencia de los ricos, alivia la necesidad de los pobres, protege la santa virginidad de las doncellas… Mantiene en humildad a los que prosperan, hace fuerte en la adversidad y mansos frente a las injusticias y afrentas. Enseña a perdonar luego a quienes nos ofenden y a rogar con constancia e insistencia cuando hemos ofendido. Nos hace vencer en las tentaciones, nos hace tolerar las persecuciones, nos hace consumar el martirio. Es la que fortifica sólidamente los cimientos de nuestra fe; levanta en alto nuestra esperanza… Nos lleva a perseverar como hijos de Dios, imitando la paciencia del Padre” (Tratado sobre la paciencia,20). Ante las adversidades actuales: perseveremos en la oración, en especial por nuestras autoridades (1Tim 2,1-4) y pidamos a Dios que nos ayude a alejarnos del pecado que nos trajo hasta esta situación. Dios con nosotros.

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista

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