Mons. Oscar Aparicio, arzobispo de Cochabamba celebró la Eucaristía dominical en la Catedral de Cochabamba, expresando la necesidad de retomar el Camino del Señor.
En su homilía remarcó la importancia de hacer una buena conversión en este tiempo cuaresmal, que no será un gesto de cumplir costumbres sino como algo realmente par nuestra vida. Con las palabras de Jesús que invita a la conversión y creer en el evangelio, es ir el camino y la voluntad de Dios. “Conversión no es cualquier postulado se trata de estar en los senderos de Dios, de hacer un camino y es el camino de Dios, no nuestro camino o el de ideologías o de propuestas que puedan salir por todo”.
El Arzobispo recordó que los mandamientos no son normas que no tienen nada que ver con nuestra vida y que se deban cumplir por obligación, al contrario es el mandato de Dios para poder vivir en este mundo, “Es palabra de vida, es para que cumpliéndolas podamos estar en los senderos de Dios, en el camino justo en el camino exacto”. Utilizó el ejemplo del quinto mandamiento, no mataras, “Se pueden tomar a muchos héroes de guerra por que han asesinado para decir que eso fuera del ser humano y eso no es cierto el odio la venganza que va en contra”.
Mencionó que esta propuesta, que el señor nos da, es para vivir en plenitud la vida para darnos vida eterna como lo expresa el salmo. “Señor tú tienes palabras de vida eterna”.
Aparicio se refirió también a la segunda lectura, en la que nos habla de la importancia de la Cruz; puesto que no se puede concebir la vida sin la cruz, aunque para algunos sea motivo de necedad o escándalo, subrayó que no se puede vivir sin en el camino de sufrimiento y muerte, para poder llegar a la resurrección; camino que el Señor hizo y nos invita a hacer.
Con referencia al evangelio, pidió cuidar el templo de Dios, que es un recinto sagrado, y no tomar medidas que van en contra al regalo de Dios. “Es importante respetar el propio templo y no como se dice tengo derecho a cualquier cosa porque tengo libertad.” Expresó que hay un templo de Dios regalado por él, para que habite en nosotros.
Audio de la homilía