En la vida de un país democrático, las elecciones son uno de los momentos más importantes en el proceso político. Los ciudadanos, cumplidos los 18 años, acuden a las urnas y ejercen uno de sus derechos: “el derecho al voto”. El voto entendido como participación activa de la ciudadanía y en definitiva quizá el único acto político. Como la palabra elección supone elegir, escoger, nombrar; el día de las elecciones, la población a través del voto elige su representante, pero al mismo tiempo legitima la autoridad. Una vez legitimada la autoridad asume el poder en nombre de la población.
Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (GS) nos dice, que «La comunidad política nace, pues, de la búsqueda del bien común: en él encuentra su justificación plena y su sentido, y de él saca su legitimidad primitiva y exclusiva» (74). El bien común al cual está llamado cada autoridad política es pues «el conjunto de condiciones de vida social, que permiten a los individuos y a las colectividades alcanzar su propia perfección más plena y rápidamente» ( GS 26).
Las elecciones suponen la posibilidad de elegir a uno de los candidatos que se presenta en las campañas electorales, es decir, debe haber más de un candidato para elegir. En efecto cada ciudadano, está en plena libertad de elegir de manera consciente a su candidato: “nadie debe obligar a votar por un color político”. El candidato electo, debe velar no solo de las personas que han llevado al poder, sino de toda la población. He aquí, la gran responsabilidad de las autoridades, como el presidente, los alcaldes, gobernadores de asumir con seriedad, no por interés individual, sino por el interés común de una sociedad cada vez mejor.
En nuestro país, nos preparamos para las elecciones subnacionales 2015 en el que se elegirán a las autoridades departamentales, municipales y regionales. El futuro de nuestro país está en nuestras manos. Cada ciudadano, elija al candidato que mas propuestas políticas tenga y, vaya concorde con los valores evangélicos. Las elecciones por lo general van precedidas de las campañas electorales: “cada partido político presenta su programa de gobierno” o línea de gobierno a seguir, desde mi humilde opinión, a veces se presentan programas de gobierno inalcanzables. Lo ideal de un partido político o candidato, sea de trabajar con programas alcanzables en la gestión de cinco años que tienen por delante.
El voto de cada ciudadano en un país democrático es un derecho, pero también es culmen del proceso electoral. Las elecciones son momentos particularmente delicados, porque las campañas suelen ser muchas veces de mucha pelea o “guerra sucia”. Entonces salvaguardar la libertad de expresión de los ciudadanos a través del voto libre y secreto es crucial en la vida política. El voto es expresión de mi ser ciudadano. No siempre todos los ciudadanos acuden a las urnas, por razones x; sin embargo como dice la constitución GS «recuerden, todos los ciudadanos su derecho y, al mismo tiempo, deber de emplear su voto libre para promover el bien común” (75). Si queremos que nuestro país cambie, debemos participar en las elecciones de manera consciente y, responsable, sin ser manipulados de ningún partido político.
La Iglesia desde la Doctrina Social de la Iglesia, dice que «hacer política, es el gesto más noble de caridad». A los políticos, sean cristianos o no, se pide que hagan este gesto de caridad con la población, no por interés individual sino por el bien común. En algún momento el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Evo Morales, dijo que las elecciones son una fiesta democrática. Celebremos pues en las elecciones subnacionales 2015 la fiesta democrática.