El tema central del salmo 50 es “renuévame por dentro con espíritu firme”. Esa es la frase que he estado latiendo en mis sienes en esta cuaresma.
No solo me sirve a mí, puede servirle a cualquiera que en estos momentos sienta que sus fuerzas desfallecen. Muchos están actualmente llevando máscaras de aparente tranquilidad, pero con verdadero temor a lo que les está pasando, a los cambios que se están dando, e incluso somatizando, lo que están viviendo.
En mi caso, como parte de mi trabajo espiritual, estoy haciendo parte de mi oración diaria, a manera de jaculatoria, esta única frase del salmo, la petición: “renuévame por dentro, con espíritu firme”.
Lo otro es repetir diariamente, siempre que pueda la oración de consagración a la Santísima Trinidad, que es, y siempre ha sido, mi devoción principal particular.
Jesús nos dijo que Él es el Camino, me ha tocado por ello pedirle que me indique la vía a seguir en mi vida, ya que, como he venido comentando en mis columnas anteriores, estoy viviendo una etapa de decisiones y cambio. Mi deseo es afrontar lo que venga, aunque me duela, con la gracia de Cristo precediendo todo lo que ha de venir (Por favor apóyenme con sus oraciones).
Renovarse pasa por removerse, hacer renuncias, dejarse llevar por Dios, dar un paso diario, a veces temeroso, que nos ayude cederle el control.
Quien escribió el salmo 50 conocía bien ese sentimiento que produce el verse sacudido por el cambio, y es más que obvio que esa composición, si bien es inspirada por Dios, tiene muchísima base en su experiencia. Siglos después este salmo sigue teniendo vigencia. Señor danos la gracia de dejarnos llevar. Enséñanos aunque nos duela. Todo lo podemos en Ti. Dios con nosotros.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista
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