Hace más de cuatro años atrás, pocos meses antes de que Trump ganase, cuando “predije” que lo haría, me atreví a hablar abiertamente en mis redes de mi preferencia por el hecho de que él resultase victorioso. Recuerdo haberme ganado varios debates al respecto, que no inicié pero a los que no rehuí, y, siendo siempre más racional que emocional, vi que la mayoría de los argumentos de quienes me discutían fueron siempre más de corte emocional que racional.
Ahora estamos casi al final del primer mandato de Trump y, a pesar de que ya los resultados de su gestión saltan a la vista, sigo viendo en redes y medios que todo lo que se hace en su contra sigue siendo apelación al emocionalismo. Aún más absurdo me parece ver dos grupos: “Venezolanos por Biden” y “Católicos por Biden”, que de solo escuchar sus nombres parecen chistes de mal gusto, ¡¿Venezolanos por Biden?! ¿En serio? ¡¿Católicos por Biden?! ¿De verdad?
Trump es ahora el presidente norteamericano que más ha hecho por Venezuela en la actualidad que muchos “opositores” del propio país, de hecho, en muchos de ellos se cumple aquello de que “con amigos con ustedes ¿quién necesita enemigos?”. En cuanto a “católicos por Biden”, se ha visto ya que es uno de los presidentes más pro-vida de la historia, que es abierto opositor a la tiránica ideología de género, la cual está haciendo estragos sociales y legales en varios países, tanto del “primer mundo” como del “tercero”, veamos por ejemplo Argentina, por mencionar un ejemplo.
A pesar de los resultados concretos de la gestión Trump, se sigue viendo gente apegada a los mismos raciocinios que hace más de cuatro años: la misma victimización absurda, en los medios y en las protestas, la misma exaltación al racismo (en especial de Black Lives Matter, grupo comunista), y la inferiorización inducida como mecanismo para captar votos demócratas.
Afortunadamente la llamada “mayoría silente”, esa que no cuenta con el poderío de muchos medios que apelan incluso a la inteligencia artificial para silenciar y/o eliminar opiniones disidentes, en todo comentario o noticia que se publique contra Trump, sigue haciendo un silencio tan sonoro que sigue desconcertando a quienes se creen dueños de la verdad o que pueden controlarla solo porque tienen medios para manipularla.
A pesar de que sigo creyendo que Trump será reelecto, pienso que hay que seguir apoyándolo con la oración como si no fuese a serlo, es un acto de humildad ante Dios, quien, después de todo, es quien tiene la última palabra. Debemos orar por su reelección. Su mandato ha resultado ser un bastión contra el comunismo y sus ramificaciones, y para que Dios le ilumine, proteja, y guíe en su segundo mandato. Oremos también por Venezuela, Cuba, y todos los países cuyas democracias están siendo horadadas por el nefasto comunismo.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista
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