Análisis

Javier Gómez Graterol: Dos guerras

(Yahvé) “Hace cesar las guerras
hasta el extremo de la tierra;
quiebra el arco, parte en dos la lanza,
y prende fuego a los escudos”
(Salmos 46,10).

Dos guerrras se han desatado, mediáticas las dos, pero a una sola se le pone atención a sus víctimas: la de Ucrania y su guerra con Rusia, y la del aborto, con un nuevo frente ganado, el de Colombia, país a quien de nuevo le han aprobado de forma inconsulta la ley sobre el aborto, hasta el sexto mes de embarazo, cuando cienfíficamente se sabe que es una vida viable.

Toda guerra implica engaño, lo más triste es que, como suele suceder con los medios, -algo  que Joseph Göebels supo plasmar muy bien en sus 12 principios de la propaganda nazi-, una noticia tapa la otra. Así la premura de una debacle humana está haciendo pasar otra por debajo de la alfombra otra: la de una matanza promovida internacionalmente por poderosos grupos ideológicos que lamentablemente han hecho creer a las nuevas generaciones que un animal vale lo mismo que un humano, que el valor de la vida humana es relativo y le hacen despreciar su dignidad de hijos de Dios.

De fondo también sigue habiendo otro problema para que estos conflictos no tengan solución: dice un viejo adagio que más importante que una persona dando cien pasos es que cien den uno. Cuando uno habla de “orar por nuestras autoridades” como bien lo manda, y explica el porqué, la cita 1 Timoteo 2, 1-3, y a pesar de indicar que es promesa bíblica, mucha gente calla y dice “sí, lo haré” y no lo hace. Otra dice “es que nada va a cambiar” o, a pesar de que es mandato de Jesús el de “no devolver el bien por mal” y “orar por sus enemigos” se dejan llevar por sus emociones/rencores, y no lo hacen.

No podemos seguir en la resignación pasiva o en esa actitud de ser indiferentes ante lo que inmediatamente no nos afecta. El mal no descansa, y poco a poco nos intoxica con el relativismo, ¿seguiremos pasivos? ¿Se dirá de nosotros que fuimos realmente cristianos en nuestro juicio final? Si algo malo pasa, hermano en Cristo, que no sea porque no elevaste los ojos al Creador, no para decirle qué hacer, sino para pedirle a Él, que nos convierta, que nos ayude, y que santifique a nuestras autoridades para que obren sin menospreciar el valor de la vida. Ambas guerras son cruentas, pero una no debe tapar a la otra. Oremos… Dios con nosotros

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista

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