Ahora la maquinaria, más bien aplanadora, de adoctrinamiento Disney, se ha propuesto recrear a Blancanieves versión “progre” y con contenido políticamente correcto, dizque para no “ofender” a las personas que tienen la condición conocida como enanismo. Atrás quedaron producciones como “Chiquito, pero peligroso” (Little man); clásicos como Willow; la celebérrima producción “Juego de Tronos” y pare usted de contar, donde los protagonistas son enanos, porque ahora ser de una condición diferente es pasar por el filtro de la inferiorización inducida, edulcolorada para sonar correcta, pero sembradora de divisiones, como todo lo “progre”.
La Sirenita será negra y punto, sin tomar en cuenta que es porcentualmente menor la población de pelirrojos que de negros en el mundo, perdón, “afrodescendientes”, porque ser negro es… bueno, ya saben.
Atrás quedó la canción “en armonía”, de la Sirenita (https://cutt.ly/armonioso) donde se llamaba a vivir en armonía siendo diferentes y cada quien aportando desde lo que es. Ahora se es víctima y punto, es un mérito serlo, y todos deben evitar ofender mis sentimientos así no correspondan con la realidad, sino con mi autopercepción.
Ya se ha visto que los contenidos políticamente correctos están siendo rechazados y fracasando en ventas y taquilla. Aunque no sea de Disney, el Superman gay y políticamente correcto es un fracaso en ventas, (de hecho, lo menciono por ser el más reciente al momento de escribir estas líneas), pero no importa, miente miente que algo queda, dice el principio göebbeliano de la propaganda nazi.
El interés de fondo es parte de esta iniciativa de la izquierda mundial de implantar un nuevo orden. Es una batalla cultural, en la que como cristianos tenemos que dar la cara, y ver que son las futuras generaciones las que están creciendo y bebiendo de estos venenos tóxicos. Si bien no está perdida la pelea, el mecanismo ideológico se autoperfecciona con cada avance, cabe preguntarse: Si el mal no descansa ¿lo haremos nosotros? Si no nos hacemos conscientes de lo que estamos consumiendo culturalmente el daño irá haciéndose cada vez más profundo, e infectando las mentes de quienes serán nuestro relevo. Dios con nosotros.
Autor:
Javier Gómez Graterol, religioso / periodista
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