En estos tiempos de pandemia, se ha comentado que esta “nueva normalidad” podría ser negativa para la Iglesia, la cual sufre ahora el cierre de sus templos, porque tal alejamiento podría hacer que la gente se acostumbre a estar en sus casas y aleje más de Dios, o que, dado que muchos sacerdotes han recurrido a hacer transmisiones de vídeo, y la gente ya no se confiesa, esto podría traer adormecimiento de conciencia y que los feligreses opten ahora por ver, desde la comodidad de su hogar, la misa y prefirieran no moverse a su lugar de práctica de la fe.
Lo cierto es que, si bien no puedo dar una estadística, he vivido la experiencia, tanto en mi “consultorio virtual” como en el contacto diario con algunas personas, de que la fe sigue estando presente, y que esa afirmación bíblica: “Él existía antes que todos, y todo tiene en Él su consistencia” (Col 1,17), es viva y verdadera.
A diario hay gente que me pregunta cómo hacer porque desea reconciliarse con Dios, (mi artículo al respecto https://cutt.ly/confesarte es ahora uno de los más leídos), en mi consultorio he recibido algunas inquietudes de personas que, el el silencio y encierro de esta cuarentena, han terminado por preguntarse cuál es el sentido que le están dando a sus vidas y ahora escriben buscando orientación espiritual porque quieren cambiar, entre ellas, personas con atracción hacia el mismo sexo.
Esa nueva realidad ha sido un sacudón para todos. Ya el Papa Benedicto había dicho en 2008, los medios de comunicación son los nuevos “Aerópagos de la evangelización” y pidió a los religiosos no abandonarlos (mensaje enviado a la Asamblea Plenaria de los presidentes de las conferencias episcopales de Europa, reunida en Esztergom, Hungría, del 30/9/ al 3/10 de 2008). Si algún religioso se había quedado rezagado, pues esta pandemia le ha dado más de un chance para actualizarse. La evangelización digital se ha abierto un espacio, y no se le será quitado.
Las familias han tenido también espacio para hacer vida las palabras del padre Patrick Peyton “familia que reza unida, permanece unida”, y la afirmación del Catecismo de la Iglesia Católica de que la familia es “iglesia doméstica” (CEC n.º 1655, LG 11; cf. FC 21): muchos han encontrado espacios de reencuentro, “puesta al día” en la convivencia y mutuo conocimiento, crecimiento en la fe y el amor, la iniciativa hoja virtual “Domingo en Familia” publicada por San Pablo vía whatsapp y FB, ha tenido gran acogida (es semanal, si desea recibirla, pídala al +51982076248 o descárguela en https://www.facebook.com/santuariocorazondejesus/) Contrario a lo que muchos medios de izquierda han querido vender como que ha sido un espacio horrible de opresión y violencia, muchas familias están saliendo fortalecidas y creciendo en la fe.
También sé que muchos grupos de la Iglesia han encontrado nuevos espacios en las plataformas de reunión virtual. Aunque nada sustituye ni sustituirá lo presencial, y mucho menos el recibir el Cuerpo de Cristo (muchos hacen por ahora oración diaria y comunión espiritual) veo que la adversidad ha despertado la creatividad apostólica de muchos párrocos. Dicen que la necesidad es la madre de la inventiva, lo que me lleva a ver que un beneficio colateral e inesperado de esta “nueva normalidad” es la de tener pastores viéndose en la necesidad de ingeniárselas para acercar a los suyos a la fe. Oren por favor por todos ellos para que sean inspirados con alternativas válidas con las que puedan pastorear al pueblo que les ha sido confiado.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista
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