Subieron Biden y Harris al poder, con claras agendas pro aborto, pro ideología de género (y si no son de tendencia, socialista, de izquierda, o el eufemismo que le quieran poner al comunismo, que venga Dios y lo vea). Se sabe que la estrategia clásica de ayudas internacionales de muchas entidades comprometidas con las políticas “progre”, tales como la ONU, en sus programas anti vida, es la de “yo te ayudo, pero promueves tal o cual de mis políticas”. Queda preguntarnos ¿si Biden dice que ayudará a “liberar” a Venezuela será a cambio de qué?
Vienen días oscuros si no empezamos a preocuparnos por ser cristianos más activos. La maquinaria izquierdosa ha demostrado un enorme poder, inusitado, cada vez más y más cercano a dejar en pañales a la novela, lamentablemente profética, 1984, de George Orwell. Las grandes tecnológicas son un poder adicional que hoy decide sobre la libertad de expresión, de acuerdo a sus cánones, lo que es aceptable. Estamos ahora en manos de gente que tiene la información, el poder de decidir quién “vive”, o no, en el cada vez más indispensable espacio virtual.
En países como España se ve cada vez más abierta la cruzada anticristiana: hace días se vio en las noticias que hicieron remover una cruz de un convento, por considerarla “franquista”, y no es el primer símbolo cristiano contra el que han ido. Se tiene en todo el mundo una cruzada comunista permanente por atomizar al individuo, acabar con los valores de la civilización occidental, la religión, el modelo de familia clásico y crear divisiones sociales. Biden y Harris son parte de este lobby y se deben a él.
Biden dice que apoyará a Venezuela, ¿a cambio de qué? ¿Cuáles serán las políticas que “deberán implantarse” a cambio de su “ayuda”? Cuando Trump, firme creyente en los valores de derecha y las libertades individuales, intentó ayudar, se vio que lo que se tiene allá como proyecto de país es cambiar izquierda radical por centroizquierda, pero izquierda al fin y al cabo.
Sí, tal vez se logre en el gobierno de Biden que se quite a Maduro del poder, pero lo que preocupa es lo que vendrá luego: tal vez la “casual” aparición de mandatarios “progresistas”, que empezarán a promover el aborto, las uniones homosexuales y todos esos “avances” que han tenido en países como Argentina, donde sus políticos dejaron de representar al pueblo y ahora legislan según estas agendas.
¿Está todo perdido? No. Dios siempre tiene la última palabra, pero, queda de nosotros ver si seremos más orantes, activos e instruidos, o nos conformaremos con ser cada vez más acallados, atropellados y ridiculizados. Aplicar 1 Timoteo del 1-3 es un excelente comienzo. Dios con nosotros.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista
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