Análisis

Javier Gómez Graterol, religioso/periodista: No, no es el sistema

Actualmente hay una lucha encarnizada en cuanto a querer identificar al cristianismo con alguna clase de sistema, especialmente la derecha neoliberal, el capitalismo salvaje, y lo que ahora se considera retrógrada, opresor y conservadurista más que conservador. Si bien el comunismo es una peste que destruye todo lo que toca, y por ello al cristianismo (en realidad a cualquier credo) le va mejor en ambientes de derecha, (porque esta última se sostiene mejor, de hecho necesita, los valores tradicionales) no, absolutamente no, se trata de que el cristianismo sea de derecha, de izquierda o cualquier otra inclinación.

El cristianismo en esencia perfecciona cada cultura y sistema, busca siempre enfocarse en los valores positivos de cada uno de ellos y llevarlos al grado mayor, a la cristificación (Mc 16, 15). Nunca se ha tratado de que un cristiano sea de izquierda o de derecha, se trata de que, sea en el sistema en el cual se encuentre, el cristiano obre como lo que es y le dé su aporte para generar el mayor bienestar a todos (1 Tes 5, especial énfasis en el versículo 21).

Un cristiano que es verdaderamente cristiano tiene: Una clara conciencia del propósito de su vida, (Rm 14,8-10) por lo tanto sabe por qué vale la pena dar la vida y por qué no (Mt 16,26); cuáles son las reales y verdaderas prioridades que se deben tener en la vida (1 Cor 7); sabe que los mandatos de Cristo le dan identidad, son universales, y no distinguen personas (Mt 28,18-20; cf. también Lc 24,46-48; Jn 17,18; 20,21; Hch 1,8); sabe estar en el mundo sin ser de él (Jn 17,15); sabe comportarse ante las autoridades y el respeto que debe tenerles (Rm 13; 1 Tim 2,1-4; Lc 20,25) y cuando no ha de obedecerles (Hch 5,27-29) aunque esto último pueda traerle sufrimientos y contrariedades (Hch 5, 40-42) porque la obediencia mayor se la debe a Dios y no a los hombres (Prv 24,21).

El cristiano tiene una identidad que le es propia, que no es compatible con los valores que le ofrece el mundo (San Paciano de Barcelona, 310-391, DC, en su Carta Ad Sempron, escrita en el 375 DC decía: Cristiano es mi nombre, y católico mi apellido). Donde se encuentra un cristiano auténtico, las estructuras que integra o están a su cargo funcionan mejor. Si bien el cristiano también es imperfecto y manchado de pecado, (Sal 51,5; Rm 5,12) si es verdaderamente cristiano, marca la diferencia donde se encuentre, después de todo, la fórmula de expansión más efectiva que tiene no es a través de la adhesión o sostenimiento a alguna estructura política o cultural, sino el hecho de una vida de amor que transforma mediante el ejemplo: En esto conocerán todos que son mis discípulos, si tuvieran amor los unos con los otros (Jn 13,35).

Cristiano, no te preocupes por cuál estructura impera en tu país: preocúpate por conocer cuál es el sentido y propósito de tu vida. Cuando uno mejora, el entorno reacciona, primero con resistencia, luego para bien, sin que siquiera nos demos cuenta, porque Dios hace nuevas todas las cosas (Apoc 21,5). Sea cual sea la estructura en la que el cristiano se encuentre, si es cristiano auténtico, en Cristo la hace mejor. Gracia paz y bendiciones de parte de Dios para ti y los tuyos.

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista

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