Sucre

MONS. JESÚS PÉREZ: ¡FELICIDADES BOLIVIA!

(Homilía, fiesta, Transfiguración del Señor)

Autoridades.
Entrañables hermanos y hermanas:
La comunidad cristiana, en torno a Cristo, nuestro Salvador y único Mediador, con el corazón agradecido, nos reunimos para celebrar el acontecimiento del 6 de agosto de 1825, que nos trajo la Independencia y creación de la Patria Boliviana.

Agradecemos a Dios este regalo de la soberanía patria y recordamos con gratitud a los hombres y mujeres, todos ellos cristianos católicos, que con la ayuda de Dios hicieron el sacrificio de exponer sus vidas para que tuviéramos una nación libre y soberana.

En la liturgia católica recordamos hoy, la Transfiguración de Cristo en el Monte. Allí, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, pudieron, por unos momentos, contemplar la divinidad de Jesús de Nazaret. A nosotros se nos invita a contemplar la gloria del Hijo de Dios, para enriquecer nuestra vida cotidiana con la luz y el impulso divino; esto solo lo podemos hacer desde la fe.

La Transfiguración quiere confortar la fe de los apóstoles que estaban confundidos ante el anuncio de la Pasión y Muerte de Jesús. Quiere Jesús mostrarles su divinidad. La humanidad y divinidad van juntas, Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Esta verdad de fe nos exige a los cristianos, adorar a nuestro Señor Jesucristo, defendiendo la vida del ser humano ante todo tipo de amenazas, no sólo con palabras de consuelo sino con acciones que muestren la acción liberadora de Cristo.

Conocer a Cristo es y seguirá siendo una de las tareas más apremiantes para todos los cristianos, para todos los discípulos de Jesús, para poder amar y seguir a Aquel cuyo nombre llevamos.

Es el mismo Dios Padre quien da a conocer a Cristo: “este es mi Hijo, el Amado, mi predilecto. Escúchenlo” (Mt 17,5). Necesitamos escuchar a Cristo para poder conocerlo, pero sobre todo, para hacer su voluntad. Cristo es el único capaz de darnos una vida nueva. Por ello, San Agustín, convertido al cristianismo, sabe donde encontrar la paz y el descanso: “nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (Confesiones S. Agustín I, 1).

Este día, además de ser una jornada de acción de gracias y de oración de petición por nuestra Patria Bolivia, debiera ser un día de reflexión y compromiso, iluminada por la Palabra de Dios, por la fe en Cristo, Camino, Verdad y Vida.

La contemplación de Jesús en el monte, lleno del esplendor de su gloria no nos separa de la realidad de la vida. Después de aquel momento de cielo, Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡que bien se esta aquí!”(Mt 17,4). Bajan de la montaña Jesús y los discípulos para continuar con el trabajo del anuncio del Reino de Dios, para vivir la realidad de lo cotidiano. Sólo un verdadero encuentro con Cristo nos puede proporcionar la posibilidad de comprender el verdadero sentido de la vida, y así no equivocarnos al recorrer el camino que conduce a la verdadera felicidad y libertad.
La fe cristiana puede ayudar a hombres y mujeres de buena voluntad, a descubrir en este acontecimiento histórico del 6 de agosto de 1825, una provocación, es decir, una invitación a reaccionar proactivamente ante un pasado que interpela, un presente que estamos viviendo y un futuro que inquieta, pero que se lo puede descubrir como una oportunidad para la  esperanza dinámica. Cristo suscita esa esperanza, ella nos permite descubrir el sentido del sufrimiento y de la felicidad, de la muerte y de la vida; y así con la luz del Espíritu, testimoniamos a Cristo en su doble realidad de verdadero Dios y hombre.

La fe cristiana toma en serio a la persona humana porque es imagen de Dios que se hizo carne, para salvarnos integralmente. Por ello, el magisterio luminoso de Benedicto XVI no se cansa de recordar que la fe de la Iglesia en el Cristo-Logos, Cristo Palabra, hace posible entender en su profundo sentido la esperanza que se expresa, o mejor se concretiza, en el amor que convierte y libera. Las cartas encíclicas: Deus Caritas est, Spes Salvi y Cáritas in Veritate, junto a sus constantes discursos, catequesis y especialmente su libro “Jesús de Nazaret” son un aporte extraordinario en este sentido.

La vinculación entre Jesús y todo el hombre implica que, aceptar o rechazar las enseñanzas de Jesús de Nazaret tiene consecuencias decisivas para la vida humana. El conocimiento de Jesús no puede ser meramente intelectual y externo, por el contrario, debe ser un conocimiento que compromete en la vida diaria, en el sentido que estoy dando a mi vida, al esfuerzo, a la solidaridad, a mi relación con Dios y con los demás.
Conocer a Cristo exige optar por Él, sin dividir su única realidad, por eso el amor y seguimiento de Cristo implica necesariamente el amor solidario al ser humano. Este debe ser el aporte del cristiano a la Patria y el compromiso en este aniversario; esto sí transformaría la vida de todos, nos haría testigos, discípulos misioneros. A esto nos invita el documento de Aparecida cuando nos llama con urgencia a ser testigos de la esperanza.

Que la intercesión de María., bajo la advocación del Carmen, Patrona de Bolivia y de las Fuerzas Armadas, nos alcance de Jesucristo las  mejores bendiciones para nuestra Patria, nuestras autoridades. ¡Felicidades Bolivia! Jesucristo está y estará siempre contigo porque te ama.

Sucre, 6 de agosto de 2011