El Diácono Manuel Guzmán Murguía, es el Director de Obras Misionales Pontificias de la Arquidiócesis de La Paz, inició con esta nueva misión desde enero de este año y proyecta colaborar con la animación misionera en esta jurisdicción, a continuación una entrevista especial al nuevo responsable de misiones de la Arquidiócesis de La Paz.
¿Quién es el Diácono Manuel?
“Realizo mi servicio en la Parroquia Inmaculada Concepción del Montículo, me considero que soy un joven apasionado de las cosas de Dios, desde mi corta edad siempre he tenido la curiosidad de conocer más a Dios y participar de la Iglesia, y pues también con la ayuda y oración de muchas personas que me han acompañado, ahora soy diácono y Dios mediante me ordenaré sacerdote”.
Mi vocación nace a través de mi familia
“Vengo de una familia muy cristiana, que siempre participaba de los sacramentos, tenia familiares que participaban de grupos y comunidades de la parroquia, esto me ha influido mucho en tener una vida de oración y hablar con Dios, desde muy pequeño, pero específicamente terminando los últimos años de colegio, he participado del grupo juvenil llamado MEL, Misioneros Eucarísticos Laicos, en el colegio María Inmaculada donde las hermanas Misioneras del Santísimo Sacramento me han ayudado mucho a discernir mi vocación, he participado también en la pastoral juvenil de la Arquidiócesis, fui parte de muchas formaciones y encuentros, todas estas actividades y formación, me han ayudado a discernir que mi vocación es el sacerdocio.
Terminando el colegio decidí entrar al Seminario San Jerónimo, donde me he ido formando en una manera muy linda, es mi primera casa, donde he aprendido mucho gracias a la ayuda de los rectores, formadores y directores espirituales que he tenido, y me han ayudado en lo que soy y lo que pretendo ser dentro de mi vocación.
En este tiempo de formación en el seminario he conocido Gracias a mis diferentes pastorales, en la Parroquia Munaypata, Seminario, y en la Parroquia del Montículo, me han ayudado mucho y han marcado mi vida con su servicio y testimonio, para seguir adelante en mi vocación, así siendo seminarista he podido discernir que mi vocación es también la santidad.
Estos últimos años he ayudado en la pastoral vocacional del seminario, y también este tiempo de la pandemia, promoviendo la vocación a los jóvenes que tenían inquietud, y acompañe en el curso de propedéutico en el seminario”.
Me encargaron animar las Obras Misionales Pontificias en la Arquidiócesis
“Anteriormente he participado del congreso nacional de misiones del V Congreso Americano Misionero, y distintas actividades que realizaba el Padre Walter Quilla, anterior director de Misiones en La Paz, personalmente para mí es una tarea muy linda y la llevo con mucho cariño y amor adelante, sobre todo nutriéndome de todo lo que es la misión para mi vida sacerdotal, recibo muy animado esta tarea, con mucho amor, veo muchas personas animadas con este proyecto de llevar la buena noticia en todas las parroquias de la Arquidiócesis”.
El desafío es llevar a Cristo a las personas
“Asumir esta misión en este tiempo es un desafío muy grande, porque el primer reto grande que tenemos es el tema de la pandemia, lamentablemente muchas de las actividades se han parado, tenemos limitaciones, no podemos hacer muchas actividades, el desafío para las OMP es eso, dar la esperanza a estas personas que están ahora sin rumbo y miedo por la pandemia, debemos llevarles a Cristo a sus vidas, de distintas formas, desde las maneras virtuales, formaciones y actividades que planificamos como comisión.
Estamos empezando, estructurando y planificando, también con los Jóvenes Misioneros, Infancia Misionera, y otras obras tratando de fortalecerlas para que se pueda seguir adelante”.
Sigamos adelante con este trabajo a pesar de las dificultades
“Pongamos nuestra mirada en este Dios de la vida que nos protege y da salud necesaria para poder hacer su misión en la tierra, en nuestras parroquias y comunidades, no desfallezcamos no caigamos en el temor y no nos asustemos ante estas adversidades que se nos presentan, seamos testigos y animadores de la esperanza que Jesús nos ha dejado a nosotros, en nuestra fe, y seamos testimonio para las personas que necesitan esta Palabra, para seguir adelante con sus vidas, no olvidemos que la Iglesia es misión y que nos necesita hoy más que nunca, no tengamos miedo de salir de nuestra zona de confort para poder ir donde las personas más nos necesiten, con los desamparados, enfermos que están solos, y que con la gracia de Dios y nosotros como comisión trataremos de organizar distintas actividades para seguir animando misioneramente a nuestra Arquidiócesis”.
Fuente: Bolivia Misionera