Análisis

Javier Gómez Graterol: Los santos como camino de fe

Jesús afirmó de sí mismo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6), sin embargo, la Iglesia nos propone a los santos como modelos de fe ¿por qué? Principalmente porque ellos han seguido a Jesús como modelo (Arquetipo), y con ello han hecho vida la afirmación de Pablo de Tarso (I Corintios 11,1) “Sean mis imitadores, como lo soy de Cristo”.

Los santos son entonces modelo para nosotros en cuanto son ejemplo de seguimiento y puesta en práctica de las enseñanzas de Cristo en cada época que les ha tocado vivir. En la Biblia constantemente se llama a imitar a Dios, y en eso ellos destacan: “En verdad, en verdad les digo: el que cree en Mí, las obras que Yo hago, él las hará también; y aun mayores que estas hará, porque Yo voy al Padre” (Jn 14,12).

Los santos también tienen un papel intercesor (1Tim 2,1-4; Flp 1,19; Rm 10,1; Nm 12,13; Mt 18,19-20, etc.), ellos interceden por aquellos que le piden a Dios en su nombre, de ahí que sus “milagros” son en realidad actividad intercesora ante Dios por quienes les han pedido por su causa.

¿Quién es santo entonces? Aquel que dedica su vida a imitar a Cristo en toda forma que le es posible. Son personas que se dedican a luchar contra sus propios defectos toda su vida. Esta gente logra tal grado de gracia en su vida que puede lograr un grado mayor de intercesión ante Dios Padre y por ello se les son concedidos favores especiales que ayudan a incrementar la fe entre los suyos. Otros ejemplos del llamado a la santidad son:  “Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12,14); “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús” (Flp 2,5). Es el mismo Dios quien nos manda a ser santos: “Sean ustedes santos, porque Yo, el Señor, soy santo, y los he distinguido entre las demás naciones, para que sean míos” (Lv 20,26);” Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). En resumen: los santos nos ayudan en todo momento, no solo intercediendo por nosotros, sino ayudándonos como modelo para ser nosotros imitadores de Cristo. Tener un santo como intercesor es una de las mejores vías para alcanzar la santidad en la propia vida. Lo que sí debemos evitar es el seguir a varios, intentar seguir muchos caminos es la mejor forma de no seguir ninguno. Dios con nosotros.

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista

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