Reflexión Dominical
Ciclo B – Año Par
ORDINARIO – XXXII DOMINGO
Hb 9,24-28; Mc 12,38-44][Lecturas: 1Re 17,10-16; Sal 145;
Celebramos con gozo el domingo 32º del tiempo ordinario. Estamos invitados una vez más a reunirnos en el nombre del Señor, participando del encuentro de hermanos que han sido llamados a la plena y total confianza en el Dios de la vida y autor de todo bien.
Uno de los temas principales a reflexionar este domingo es la confianza total en Dios del hombre creyente. Los textos que se proclaman de la Sagrada Escritura hoy, recapitulan la historia de la salvación de manera continuada y progresiva a través de los dos Testamentos. Nos presentan el ejemplo concreto de dos mujeres que obran en total confianza, en la providencia de Dios.
PRIMERA LECTURA. El libro primero de los Reyes nos narra la acción poderosa de los hombres de Dios en determinados momentos y situaciones límites de la vida, que llevan a los humildes al encuentro y a la plena confianza en Dios. Este hombre poderoso y temeroso de Dios es el profeta Elías, que desafía en la esperanza de vida extrema a una pobre viuda de Sarepta. «La llamó y le dijo: Por favor tráeme un poco de agua en un jarro para que beba… Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan. Respondió ella: te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan…». La viuda pudiendo sin poder le obedece, cree, confía en su palabra, espera.
Reflexionemos, ¿cuán capaces somos como cristianos, en el ejercicio de nuestro carácter profético, para levantar el ánimo y devolver la esperanza de los hermanos abatidos por las situaciones límites y en los momentos difíciles de la vida?
SEGUNDA LECTURA. El escritor sagrado de este magnífico tratado teológico a los Hebreos, continúa instruyéndonos en el verdadero y definitivo sacerdocio, instituido y querido por Dios. «Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros». Destruyendo así todo pecado, no con un sacrificio externo u ofrecimiento de animales, sino con el sacrificio de sí mismo, ofreciendo su cuerpo y su sangre, de una vez para siempre.
Reflexionemos, el sacrificio de Cristo ofrecido en cada Eucaristía por la Iglesia ¿es un nuevo sacrificio, es una repetición, o es una actualización del único sacrificio ofrecido por Cristo en la Ultima Cena y consumado con su entrega total en la Cruz Redentora?
EVANGELIO. El evangelista Marcos pone en boca de Jesús el pleno conocimiento de las intenciones de los hombres a la hora de hacer las cosas, grandes u cotidianas de la vida. En este caso observa la actitud e intenciones de los ricos y de los pobres. «… observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales».
Jesús es el verdadero maestro, nos revela el Rostro de un Dios que conoce las intenciones del corazón, que nos llama a la verdadera confianza de hijos, que sabe cuándo damos de lo que nos sobra, y que conoce lo que se da realmente desde nuestra necesidad. «Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Reflexionemos personalmente y en comunidad, ¿sabemos vivir como cristianos en plena confianza y en confiada providencia ante Dios? ¿Puede esta actitud observada por Jesús determinar la gran diferencia existente hoy entre ricos y pobres en temas de fe y de vida?