Una frase muy irónica, contenida en la novela El Retrato de Dorian Gray, de Óscar Wilde dice “la mejor forma de combatir la tentación es entregarse a ella”. Se dice que, luego de una vida de pecados, entre ellos una vida de placeres carnales y sodomía, Wilde murió converso al catolicismo. La tentación se refiere a la atracción o inclinación hacia el pecado o alejarse de Dios. Se considera una prueba para la fe y se insta a los fieles a resistir la tentación y buscar la gracia de Dios para superarla.
La tentación es parte de la vida- Tenemos al tentador por excelencia, ese mismo que tentó a Adán y a Eva, al mismísimo Jesús y a todos los santos, haciendo su oficio para con nosotros cada vez que queremos crecer espiritualmente. La tradición católica dice que nosotros tenemos tres elementos básicos que nos ofrecen tentación a diario: mundo, demonio y carne.
Tentación (del latín tentatio, tentare), en sentido amplio significa: someter a prueba a alguien, con el objeto de poner de manifiesto sus disposiciones, actitudes o habilidades reales, más allá de lo que puedan sugerir las apariencias. En su acepción más corriente es acercar al mal, empujar o sugestionar a alguien para que realice una acción moralmente no permitida.
En las Escrituras la tentación aparece como: a. prueba de Dios; b. medio de purificación y educación (Sab 3,5; 11, 9; cf. 2, 1-6; 4, 17; 33 [36], 1; cf. Sant 1, 2,12; Heb 11, 17,37). c. Como seducción por los poderes del mal. Ya en el judaísmo empezó a discernirse claramente que, por encima de las malas inclinaciones del hombre, las tentaciones son obra del diablo y sus espíritus, y sólo pueden vencerse con la ayuda de Dios. El Apocalipsis atribuye la tentación a Satán (12, 9; 13, 14; 19, 20; 20, 3.8.10)
También nos dice la Biblia, especialmente en la Carta a los Hebreos que toda tentación es superable en Cristo, mediante la gracia (cf. 4, 15; 2, 18; cf. además Ap 3, 10). La gracia es un don gratuito y sobrenatural de Dios que nos ayuda a crecer en santidad y nos capacita para vivir de acuerdo con su voluntad. Se considera un regalo divino que nos fortalece, nos perdona y nos santifica, es un don que nos viene del Espíritu Santo, especialmente cuando la pedimos por mediación de los santos y aún más de la Virgen.
La Virgen María es considerada como la Madre de Jesús y tiene un papel especial en la obtención de la gracia. Ella intercede ante Dios en nuestro nombre y nos ayuda a obtener la gracia divina. Recurramos a ella, a San José, cuando nos sintamos tentados, a través de la oración y la devoción para obtener su intercesión y recibir las bendiciones de Dios. También podemos vencer la tentación mediante la ayuda de los santos, e invocando constantemente el nombre de Jesús.
Sacramentales como ayuda en la tentación: Los sacramentales en la Iglesia Católica, como las medallas, las estampas bendecidas, el agua bendita, entre otros, son objetos o acciones que nos recuerdan la presencia de Dios y nos ayudan a fortalecer nuestra fe. En la tentación, los sacramentales pueden ser un recordatorio visual y espiritual de nuestra conexión con Dios y su gracia, lo que nos ayuda a resistir la tentación y buscar su ayuda en momentos de dificultad. La oración constante es el medio más efectivo para fortalecer nuestro espíritu y nuestra carne, ante la aparición de cualquier tentación. Dios con nosotros
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