“Con María, reavivemos nuestra fe”
1. Adviento
Queridos Hermanos. He notado hace tiempo que las tiendas comerciales ya se han vestido de adornos navideños. Personalmente, me gusta mucho el tiempo de Navidad y mantengo en mi dormitorio un Belén todo el año; fue tallado en Concepción y el establo es como un templo misional, el niño Jesús tiene una hamaca. Aquí en nuestro nuevo templo, también tenemos un Belén permanente, con la representación de la Natividad de Jesús en el vitral de una de las capillas. Sin embargo, hoy no es el Primer Domingo de Navidad, sino de Adviento, un tiempo de espera y preparación espiritual para la venida del Señor. Sin tomar el tiempo y hacer el esfuerzo de prepararnos, la Navidad se convierte en una fiesta sin sentido y sin el verdadero regalo, la verdadera estrella y la única luz.
Es instructivo notar, que las Lecturas de este Primer Domingo de Adviento no hacen referencia alguna al nacimiento del niño Jesús. La primera lectura promete un germen justo de David que “practicará la justicia y el derecho en la tierra.” En el Evangelio, Jesús mismo nos dice: “Tengan ánimo y levantan la cabeza, porque está por llegarles la liberación.” San Pablo nos exhorta a “crecer en el amor mutuo” para ser “irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.” La Palabra de Dios nos pide prepararnos para la venida gloriosa de Cristo Resucitado. El traerá un gran regalo: nuestra liberación de un mundo sujeto a la corrupción, al pecado y a la muerte. Nos traerá su triunfo como Señor de la Vida.
2. Evitar la trampa.
Jesús nos dice: “Animo, levanten la cabeza”. Pero también nos advierte: “Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa.”
Una trampa que nos conmueve estos días derivó en el asesinato de Jorge Rafael Serra y su madre. Los asesinos eran supuestamente sus mejores amigos del joven. Organizaron una fiesta para luego matarlo de la manera más brutal imaginable. Evidentemente, Jorge Rafael no supo elegir bien sus amigos, como es el caso de muchos jóvenes que se dejan arrastrar hacia las pandillas y al crimen para tener cosas y hacer fiestas. Debería haberse hecho amigo de San Jorge y de San Rafael, para protegerse de semejante desgracia. Lo mismo sus asesinos, que ahora forman parte de la población de Palmasola. Ellos cayeron en una trampa peor que su víctima, una trampa tendido por Satanás que los convirtió en asesinos. ¿Cómo pueden explicar a Dios lo que han hecho? ¿Cómo presentarse delante de la Virgen María, y confesar: “He matado brutalmente a mi amigo a su madre por 30 mil dólares”. Lo mismo los que tenían la responsabilidad de promover la justicia, pero más bien organizaron redes de corrupción y extorsión, sin ninguna piedad por los que han hecho sufrir. “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte” suena un poco falso en este contexto.
Por eso, Jesús nos dice: “Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre”, el que vendrá sobre las nubes lleno de poder y de gloria, el que llamamos: “El Señor, nuestra justicia.”
3. “Con María, reavivemos nuestra fe”.
Queridos hermanos, cuando vemos suceder estas cosas, es fácil perder la fe en Dios y volverse cínicos, como el ladrón que cree que todos son de su condición. Es como lo que describe Jesús: “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.” Pero nosotros no tenemos porque ser presos de la angustia de este mundo, justamente por que nos acompaña la Madre de Jesús que supo sobrellevar la cruz de su Hijo. “Con María, reavivemos nuestra fe”. Así reza el lema de la fiesta de la Mamita de Cotoca este año. Sería bueno acercarse a Ella, precisamente para aprender a orar incesantemente y estar prevenidos, y de esta manera prepararnos para la venida del Señor Jesús con todos sus Santos.