Análisis

“Resiliencia” con confianza en Dios

El pasado 9 de mayo de 2014 el conocido psiquiatra español Luis Rojas Marcos fue investido por la Universidad del País Vasco en Bilbao, España, con el grado de doctor honoris causa. Pronunció una conferencia titulada Ciencia de la “resiliencia”. Ese neologismo se deriva del latín “resilire” que significa “rebotar”. Es un atributo físico que mide la resistencia y la elasticidad de un material que ante una presión fuerte se deforma pero sin romperse, recobrando su posición original cuando cesa la presión. Tal sucede con el acero que, a diferencia del hierro, se dobla sin quebrarse.

En la psiquiatría se ha importado ese término para designar la capacidad de una persona para superar las adversidades aunque sean graves. Según Rojas el ser humano posee genéticamente un instinto de conservación que le permite superar los obstáculos que se le presenten, tales como accidentes graves, catástrofes naturales, pérdidas de seres queridos  y enfermedades incurables.

Esta resistencia flexible puede y debe ser desarrollada a lo largo de la vida. Cada persona tiene que ampliar su capacidad de información, reflexión y decisión y promover su autoestima, el pensamiento positivo y el sentido del humor. También es importante mantener relaciones afectivas con otras personas y compartir con ellas las situaciones difíciles, evitando caer en el pánico, el aturdimiento y la depresión. Aunque no se neutralice totalmente el sufrimiento, la resiliencia ayuda a combatir las enfermedades físicas o mentales y contribuye a que la persona no caiga en crisis y, si cae, a que pueda sacar de la adversidad algún beneficio.

Ante esa clara defensa de la vida ha causado mucha extrañeza y confusión, la reciente entrevista del mismo Rojas Marcos a Vocento, una red española de medios de comunicación. Preguntado sobre las dificultades de la vida, se muestra a favor de superarlas, pero únicamente cuando se sienta útil o contento, tenga trabajo y pueda disfrutar de la vida. Pero ¿en caso contrario qué sucede? Rojas responde textualmente: “Seguiré mientras me vea activo; y el día que no me sienta útil o no esté contento, me voy al otro mundo (…) Si no voy a sacar a la vida un beneficio, no veo motivos para quedarme. (…) El día en que esto sea irreversible, me iré de este mundo por mi cuenta. No me gusta dar la lata a nadie”.

De confirmarse esas afirmaciones Rojas habría cambiado su actitud de la “resiliencia” frente a las adversidades y en su lugar estaría proponiendo simplemente acudir a la eutanasia o sea al suicidio, directo o asistido. ¿Cómo se explica ese radical cambio de actitud?.

Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián, comentando la mencionada entrevista, ha publicado un lúcido artículo titulado “El suicidio de un psiquiatra”.  Según este autor, la antropología de Rojas queda encerrada en la misma persona sin admitir la transcendencia de la vida más allá de la muerte. Por lo tanto en los momentos críticos ante dificultades insuperables no merece la pena seguir luchando, ya que se ha perdido el sentido de la vida.

Para contrarrestar esa posición Munilla se remite a la transcendencia: “La persona humana transciende más allá de sí misma: hacia el prójimo, hacia la sociedad, hacia la historia y hacia el mismo Dios”. Únicamente la fe en el Dios de la Vida puede devolvernos la alegría de vivir.

Munilla cita al Papa emérito, Benedicto XVI, quien lúcidamente escribió: “Un humanismo que da la espalda a la dimensión transcendente del hombre termina por convertirse en un antihumanismo”. “Un humanismo sin Dios, termina por aplastar la libertad humana”.

Por ello es importante profundizar más en el humanismo personalista cristiano. Dios se revela como la Familia Trinitaria, creadora y modelo de la familia humana. Él es autor y señor de la vida. Toda vida humana Le pertenece y se encamina a Él. Ejercitemos la resiliencia para conservar la vida, pero al mismo tiempo pongamos toda nuestra confianza en la misericordia de Dios.