Durante su homilía dominical Mons. Roberto Flock, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba pidió vivir el Adviento de tal manera de que jesús nos encuentre en paz.
Segundo Domingo de Adviento
Esperamos Cielos Nuevos:María, eres Cielo Nuevo.
Anhelamos Tierra Nueva:Eres Madre de la Tierra Nueva. (Bis)
El universo estupendo.
Estrellas, Luna y Sol.
Esto es Tu vestido,
María, Virgen Celestial.
Sufrimos injusticias,
Luchamos por la verdad.
Sabemos que un día,
Triunfará Tu bondad.
Queridos Hermanos,
En estos días se está armando los adornos navideños en las plazas, tiendas y en nuestras casas. Gracias a Dios que todavía muchos incluyen el pesebre y no está solamente el Papa Noel comercial, marginado al Niño Jesús, cuya venida preparamos en estos días.
«Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.»
Según el Evangelio:“Así se presentó Juan el Bautista en eldesierto, proclamando un bautismo de conversiónpara el perdón de los pecados.”
Evidentemente, preparar el camino del Señor significa la conversión y el perdón de pecados. No bastan las luces navideñas.En nuestra sociedad se suele apuntar el dedo y acusar a todos los demás. El ejemplo más ridículo, pero lastimosamente real, es procesar una diputada por faltar un saludo.
Adviento, en cambio, es un tiempo para apuntarte el dedo a ti mismo, reconociendo cristianamente los propios pecados y errores, que todos tenemos, quizás empezando con una cierta falta de misericordia y comprensión.
Mons. Tito y yo estaremos, como de costumbre, visitando a las cárceles de Cochabamba estos días para ofrecer a los presos la oportunidad de recibir la gracia del Sacramento de la Reconciliación. Habrá seguramente amplias oportunidades para confesarse en las distintas parroquias. Aquí en la Catedral, hay confesores disponibles diariamente.
Allanar los senderos del Señor, significa también buscar la reconciliación entre nosotros. ¡Cuánta gente en nuestro medio guarda el rencor como un cáncer en su alma que le condena a una muerte espiritual! Puede ser que es realmente el otro que tiene mayor culpabilidad, pero como el niño Jesús que se acerca, hay que tomar la iniciativa para acercarse al enemigo y convertirlo en hermano.
Como nos dice hoy San Pablo: “Nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia”.Pero nuestra espera no es pasiva. Nos renovemos a nosotros mismos para que la justicia de Dios habite en nosotros y nuestros hogares: “Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivirde tal manera que Él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.
Esperamos Cielos Nuevos: María, eres Cielo Nuevo.
Anhelamos Tierra Nueva: Eres Madre de la Tierra Nueva. (Bis)