Mons. Roberto Flock, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba durante su homilía de este domingo 11 de mayo destacó que “El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir.”, refiriéndose al evangelio.
Que no seamos ladrones, tampoco nos dejemos robar. Seamos las ovejas que reconozcan y escuchan la voz de Jesús. Entremos por esa puerta y gocemos de la vida en abundancia, recomienda el Prelado.
Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.
(Juan 10,10)
Hoy me alegro concelebrar con Mons. Tito Solari, Arzobispo de Cochabamba, en una Misa de Agradecimiento por su reciente retorno a esta tierra. Ofrezco esta pequeña reflexión desde el Evangelio de Hoy.
El robo sucede en muchas formas en nuestro medio:
• Asaltos violentos en las calles y tiendas.
• Corrupción que roba al Estado.
• Ineficiencia estatal que roba al pueblo.
• Explotación laboral que roba al obrero.
• Flojera y negligencia que roba al empleador.
• Narcos, abortistas y asesinos que roban la vida.
• Hay robos de arte y objetos religiosos de los templos
Quizás el mayor robo es aquella apatía que nos priva a todos de la abundancia de vida y amor.
Jesús considera a Satanás como ladrón y salteador. Intenta robar a Dios de sus queridos hijos e hijas. Pero Jesús es más fuerte y astuto que Satanás, como El mismo explicó una vez: “Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.” (Lucas 11,21-22).Jesús es quien domina a Satanás, lo expulsa del cielo y de la tierra, y devuelve todo al Padre.
No parece así, cuando en la hora de oscuridad, se muere en la cruz. Sin embargo su obediencia al Padre y su perdón de corazón, es lo que ata a Satanás y lo desinfla como un globo pinchado. Resucitado, Jesús es el Buen Pastor que nos protege siempre y nos guía hacia la vida en abundancia.
Hoy nos dice: “Yo soy la puerta”. Es decir, por Él tenemos acceso a esta vida abundante, y a la vida eterna, porque Él ha vencido al pecado, a Satanás y hasta a la muerte.
Que no seamos ladrones, tampoco nos dejemos robar. Seamos las ovejas que reconozcan y escuchan la voz de Jesús. Entremos por esa puerta y gocemos de la vida en abundancia.