La mañana de hoy, mons. Robert Flock, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba, visitó la parroquia San Bartolomé de Arani, para ratificar la permanencia de P. Lazaro Torrico, quién debía asumir otra parroquia; sin embargo por motivos del clero diocesano continuará pastoreando la parroquia de Arani.
Mons. Flock, en su homilía remarcó que Dios no quiere muerte y castigo, sino vida y salvación, que Dios es misericordioso frente al sufrimiento y el dolor.
TEXTO DE LA HOMILÍA
Parroquia San Bartolomé y Santuario de Nuestra Señora La Bella
Queridos Hermanos,
Estos domingos los Obispos estamos visitando las parroquias que tienen nuevos párrocos. De hecho teníamos previsto otro padrecito para atender a esta comunidad parroquial y a nuestro pedido el P. Lázaro había aceptado trasladarse a la Parroquia Pío X. Por situaciones de nuestro clero diocesano, no resultaron factibles nuestros planes. Pues el hombre propone pero Dios dispone. Así que sabiendo que el P. Lázaro ya se había despedido de ustedes, he venido hoy para celebrar la Misa y decirles que él se queda como párroco, y que esperamos que ustedes le den su apoyo y colaboración en esta misión pastoral y evangelizadora.
Ustedes saben mejor que yo que Arani es un pueblo especial con su santo patrono “San Bartolomé”, siendo al mismo tiempo Santuario de la Virgen la Bella. Conocen su especial historia colonial, los panes típicos de Arani, y aquí en este templo los huesos de cinco obispos de Bolivia.
Estamos agradecidos por el proyecto de restauración del templo, a cargo del Municipio y de la Universidad, y colaboración internacional, como parte de la ruta turística que comprende los municipios de Cercado, Arani, Tarata, Cliza, Totora y Villa Rivero. Si este proyecto no prosigue con rapidez, sepan que no es por culpa de la Iglesia y el padrecito, cuya misión está más abarcada a la restauración de la Iglesia viva donde los fieles somos realmente fieles y busquemos convivir unidos como hermanos en Cristo. Lamentable hay muchas cosas que dividen como por ejemplo, la política y peleas por el poder, resentimientos y egoísmos, y esta aflicción que sufrimos todos, que es el pecado. Tengamos cuidad que este Santuario haga honor a sus santos patronos no solamente como patrimonio histórico y cultural, sino como lugar donde se conoce hoy la alegría del Evangelio y la fuerza del Reino de Dios, para que nuestro paso sea motivo de orgullo y patrimonio para nuestros descendientes.
En el Evangelio que escuchamos hoy, Jesús se conmueve frente a un leproso y lo cura de su enfermedad. Ustedes saben que hoy podemos curar la lepra con la medicina, pero en los tiempos de Jesús no tenía más remedio que un milagro. Además de la contagiosa putrefacción mortal que causaba esta infección, haciendo necesario la marginación del afligido de su familia y comunidad, la lepra fue también interpretada como una maldición de Dios contra el enfermo. La compasión de Jesús, quien extiende la mano divina y lo toca, desmiente esta valoración equivocada. Dios no quiere muerte y castigo, sino vida y salvación.
Ustedes, hermanos que tienen por párroco a un sacerdote que se llama Padre “Lázaro”, tienen así un recuerdo providencial de sus dos tocayos en el Evangelio. Uno fue un personaje inventado por Jesús para contar la parábola del Rico Ebulón y el hombre que sufría enfermo en su puerta. Con esto Jesús nos enseña a tener la misma compasión que él demostró con los leprosos, enfermos, endemoniados y hasta pecadores. Nunca dice Jesús al que sufre que aguante su castigo; siempre se muestra solidario.
El otro Lázaro era el hermano de Marta y María en cuya casa de Betania Jesús solía alojarse cuando iba a Jerusalén. Cuando se enfermó, las hermanas enviaron el aviso a Jesús diciendo: “Señor, el que tú amas, está enfermo” (Jn 11,3). En este caso real, Jesús ya gozaba de una amistad especial por la acogida de esta casa. Luego, cuando quiere compartir sus sentimientos con los apóstoles en la Última Cena, les dirá: “Ya no los llamo servidores, … yo los llamo amigos”. Seguramente el Padre Lázaro ha tenido muchos momentos de reflexión y oración para darse por aludido personalmente. Si ahora nosotros no podemos llevar al P. Lázaro en este momento para atender otra parroquia, es porque el Señor quiere que los fieles aquí también sepan que Jesús quiere llamarles “amigos”, y cuando llega el día en que esperamos la resurrección de los difuntos, Jesús nos llama por nombra a la vida eterna por nuestra amistad con él su amistad con nosotros.
Finalmente, hermanos, recordando que estamos en los días de Carnaval, en que suceden excesos y desgracias en nombre de la alegría, y de que somos amigos de Jesús y devotos de la Virgen la Bella, escuchemos nuevamente las palabras de San Pablo en nuestra segunda Lectura:
“Hermanos:
Sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para la Iglesia de Dios. …
Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.”