La Paz

Mons. Oscar Aparicio: “Nunca claudicar cuando se trata de extender el Reino de Dios”

Mons. Oscar Aparicio, Administrador Apostólico del Obispado Castrense dirigió unas palabras en ocasión de la Posesión de Mons. Fernando Bascopé como nuevo Obispo en el Ordinariato Militar de Bolivia. Sucedió la tarde de este viernes 16 desde la Parroquia “Ntra. Sra. de Luján” animando al nuevo Obispo, a sus capellanes y a los colaboradores del Obispado Castrense, “a nunca claudicar cuando se trata de extender el Reino de Dios entre nosotros. Hacer conocer al Señor Jesús, el Maestro que nunca falla aunque nos exige mucho” expresó.

Al iniciar la celebración, Mons. Aparicio, dirigió palabras de agradecimiento a Dios, a la Iglesia y al Papa Benedicto XVI por el encargo de asumir la misión de guiar el Obispado Castrense.

El Prelado también hizo notar las cuatro prioridades pastorales que orientan la labor que se realiza en bien de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, entre ellas están: Centros de formación Militar y de la Policía, Misión Mariana, Catequesis Sacramenta y las familias.

De la misma forma el Obispo auguro una buena labor a Mons. Fernando Bascopé, deseando fuerza y sabiduría necesarias y se encomendó a sus oraciones prometiéndole también orar por él.

Mons. Aparicio, saludó a sus hermanos Obispos, Mons. Tito Solari y Mons. Robert Flock de la Arquidiócesis de Cochabamba, Iglesia en la que iniciará a pastorear desde el 20 de enero del presente año.

“En realidad, existen muchos momentos en la vida de cada persona y es que las experiencias vividas en comunidad y que son parte de la vida misma, no pueden olvidarse, para mí así ha sido lo vivido en la Arquidiócesis de La Paz y ahora en la Diócesis Castrense”, dijo al concluir el saludo con motivo de la Transmisión Apostólica.

Texto Completo de las palabras de Mons. Oscar Aparicio en ocasión de la Posesión de Mons. Fernando Bascopé, viernes 16 de enero 2015.

Muy queridos hermanos:

Es muy poco el tiempo que ha pasado desde mi posesión como Obispo Castrense en esta misma Catedral, siendo testigos muchos de ustedes.

Así como reconozco que el tiempo ha sido corto en este servicio, debo también reconocer que ha sido una experiencia rica y profunda, sobretodo en establecer lazos de amistad y el renocerse con tanto hermanos y hermanas discípulos misioneros del Evangelio de

Nuestro Señor Jesucristo. Por eso un agradecimiento profundo a Dios y a la Iglesia, en la persona del Papa Emérito Benedicto XVI quien me pidió cumplir esta digna misión.

Como bien sabemos, el objetivo de este ordinariato está dirigido de manera personal a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Un agradecimiento a todos ellos, porque junto con ustedes, he aprendido no solo a conocer estas instituciones, su organización, su servicio, sus desafíos, sus familias; sino sobre todo, a profundizar nuestra fe en un Dios que salva y nos ama incondicionalmente. Soy consciente de la difícil tarea de la Iglesia en este campo, ante todo cuando pensamos que somos muy pocos y la tarea es a nivel nacional. Animo al nuevo Obispo, a sus capellanes y a todos los que colaboran en este obispado, a nunca claudicar cuando se trata de extender el Reino de Dios entre nosotros. Hacer conocer al Señor Jesús, el Maestro que nunca nos falta aunque nos exige mucho. De hecho han sido solo cuatro prioridades pastorales las que nos han orientado en este tiempo, a saber. Atención prioritaria Centros de formación militar y de la policía, Misión Mariana, Catequesis Sacramental y Familia.

En esta parroquia Ntra, Sra. De Luján llamada también catedral castrense, en esta zona de Irpavi, he vuelto a gozar la apasionante forma de ser Iglesia, es decir, volver a realizar tareas pastorales, parroquiales que se han traducido en cercanía mus estrecha a las personas, o cercanía condreta y visible con el pueblo de Dios. Gracias por su amistad y cariño.

Estimado Mons. Fernando Bascopé, te aseguro una buena y fructuosa labor al frente de este ordinariato, que Dios y la Virgen María, Madre delos apóstoles, te bendiga, te den toda la fuerza y sabiduría necesaria. Me encomiendo a tus oraciones, con la certeza que estas en las mías.

Ahora, continúo la misión encargada, esta vez y a través del pedido del Papa Francisco, en la Arquidiócesis de Cochabamba. Aprovecho esta oportunidad para saludar mus afectuosamente a mis hermanos Obispos de manera particular a Mons. Tito Solari y Mons. Roberto Flock.

En realidad, existen muchos momentos en la vida de cada persona y es que las experiencias vividas en comunidad y que son parte de la vida misma, no pueden olvidarse, para mí así ha sido lo vivido en la Arquidiócesis de La Paz y ahora en la Diócesis Castrense.

Sinceramente les llevo en el corazón todos Ustedes.

Muchas Gracias.

Mons. Oscar Aparicio Céspedes