Hoy es el domingo 13 del tiempo ordinario y las lecturas corresponden al ciclo B, y es el evangelista Marcos quien nos ilumina en nuestra reflexión del Día del Señor, junto a las otras lecturas. El evangelio nos cuestiona y nos invita a preguntarnos como lo hicieron los apóstoles: ¿quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?
Acabaron las parábolas y comienzan las narraciones de una serie de milagros. Los males tienen el efecto de la pregunta acerca de quién es Jesús. Con palabras y obras, Jesús va revelando qué es el Reino de Dios, que ya se ha hecho presente con la fuerza de Dios y lo demuestra con su dominio sobre las fuerzas cósmicas y el Mar.
El mar ha sido siempre, sobre todo, en el mundo de la Biblia, una fuerza natural que llena de miedo, es un lugar de amenazas y lugar donde habita el diablo. El mar no solo es temible para los que navegan por él, sino también para las personas de tantos que están en sus cercanías: si no, que lo pregunten a los miles de víctimas de los “tsunamis” de diferentes continentes del mundo. Las tempestades del mar vienen a ser símbolos de las crisis humanas personales, sociales… ¿Quién no ha experimentado en la vida borrascas pequeñas o no tan pequeñas en las que nos sentimos zarandeados por las olas encrespadas? Tanto en la vida eclesial como en la vida social nos tocan las duras tormentas que nos obligan a remar contra corriente y vientos contrarios que dan la impresión de que la barca –la barca de la Iglesia- que navega por este mundo se va a hundir. Jesús nos dice:” que no somos del mundo pero que estamos en el mundo”.
Mientras los apóstoles estaban llenos de miedo por aquellas olas tan fuertes que ponían en peligro la vida de ellos, Jesús dormía plácidamente sobre un almohadón. Le despiertan y le dicen: “¿Maestro, no te importa que nos ahoguemos?” Se despierta y dice al mar:” ¡silencio! “¡cállate!” No es raro que los apóstoles tengan miedo, ni de que estén llenos de admiración. Nunca habían visto algo parecido y se pregunten, “¿quién es este?
A los cristianos no se nos ha prometido una travesía pacífica en el mar de la vida, aunque llevamos a Cristo en la barca. Cristo nos ha asegurado: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”. La historia de la Iglesia es una historia llena de tempestades desde el principio. Cuando el evangelista Marcos escribe su evangelio, ya han sucedido muchas persecuciones y muertes violentas por parte de los que gobiernan las naciones. El papa Francisco ha dicho reiteradas veces que hoy hay más mártires que en la primitiva Iglesia. Los cristianos sabemos hoy, en este siglo XXI, cómo se persigue a la Iglesia con muertes tan crueles (el martirio). Sabemos la cantidad de insultos, calumnias, chismes…que se nos hacen para amedrentarnos y viene de diferentes lugares como ser instituciones, sobre todo organizaciones secretas como de diferentes gobiernos del mundo. Seguramente que a más de un cristiano nos ha salido una protesta porque parece que Dios duerme.
También hoy día escuchamos quejas contra Dios, hay quien se le ocurre pedirle cuentas de porqué permite el mal en el mundo. Jesús nos tiene que echar encara nuestra poca fe. “¿Por qué tienen tan poca fe?” Nos hace falta más fe. Los milagros no son, ante todo, pruebas o credenciales. Tampoco son formas de evitar el duro trabajo de cada día, canalizando la energía divina al servicio de las personas. Los milagros son manifestaciones amorosas de Dios que estimulan a escuchar la Palabra de Dios, palabra de salvación. La finalidad de los milagros como la de todo signo, es transmitir su mensaje No cualquiera puede leer ese mensaje. Hace falta la luz de la fe. Dios nos habla siempre. En los milagros podemos decir que levanta su voz y grita para atraer nuestra atención. Cristo escuchó la petición de sus discípulos, si bien después les reprochó su miedo y la falta de fe. No siempre nos da Dios lo que queremos. Pero siempre Dios no da lo que nos conviene y lo que tendíamos que pedir. Cristo no les quitó el miedo a sus apósteles, si no que se lo cambió. Los apóstoles “quedaron atemorizados y se decían, ¿quién es este?
Sucre, 21 de junio de 2015
Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
Arzobispo emérito de SUCRE