Análisis

Javier Gómez: Vampiros emocionales (y III)

Los vampiros emocionales no quieren ventilar sus problemas, van más allá, quieren echarlos sobre otros, consumir la energía de otros. Así que, para neutralizarlos, hay varias estrategias:

1. Reconocer que existen, aprender a reconocerlos, concienciar que quieren nuestra energía y cuánta logran quitarnos. Sabiéndolo, podemos empezar a evitar que nos la quiten.

2. Una vez concienciado el poder que les hemos dado, comenzar a neutralizar su influencia: Estableciendo límites de tiempo, de tiempo, energía, dinero, autoestima.

3. Cortar/disminuir la comunicación: Lo ideal sería retirarlos por completo de nuestras vidas, pero lo real es que, como ya lo dije en entregas anteriores, la mayoría de las veces son personas del entorno cercano.

Tampoco podemos ir por la vida evadiendo a quien nos perturbe. Si es en el entorno laboral, podría evaluarse la posibilidad de encontrar otro lugar de trabajo: “Más vale tener poco y temer a Yavé, que guardar tesoros y no tener paz” (Prv 15, 16); “Es mejor un plato de legumbres con cariño que un buey gordo con discordia” (Prv 15, 17); “Pero gozar del descanso cuando una mano está llena vale más que el tormento de llenar la otra mano” (Qohelet 4, 6)

Si es alguien a quien no puede evitar (jefe, familiar), disminuya en lo posible el contacto. Si es un excónyuge con el hay necesidad de comunicarse, tal vez por los hijos, comuníquese lo menos posible, use la tecnología para su beneficio, mensajes aplicaciones de mensajería o texto. “Más vale vivir en un rincón del granero que compartir su casa con una mujer peleadora” (Prv 21, 9). Si hay ocasiones de encuentro inevitables, identifique qué actividades funcionan bien y cuáles no: Tal vez salir a almorzar o tomar un café sea soportable, pero invitar a esa persona a casa, nos rebase. Establecer lapsos de inicio y finalización.

4. Entender que seguir así nos dañará tarde o temprano: “La salud y una contextura firme valen más que todo el oro del mundo, y un cuerpo robusto más que una inmensa fortuna. No hay riqueza más grande que la salud del cuerpo, ni placer superior a la alegría de vivir”. “Más vale la muerte que una vida miserable, y el descanso eterno más que una enfermedad incurable” (Eclo 30, 15-17; 24) La envidia y la ira acortan la vida, las preocupaciones hacen envejecer antes de tiempo.

5. Trabajar el ciclo (viciado) de acción y reacción: Imagine que usted tiene a un amigo que siempre le derrota en el ajedrez, y todo el tiempo se jacta de eso ¿y si simplemente un día usted le cambia el ajedrez por damas chinas? Algo así sucede con las relaciones viciadas, un cambio en la estrategia de cómo reaccionamos ante la forma en la que ellos “pulsan nuestros botones” ayuda, y mucho, es ganar el 50 % de la batalla. La Biblia nos dice: “Darle importancia a un tonto no es mejor que amarrar la piedra a la honda” (Prv 26, 8), y “Es mejor toparse con una osa privada de sus crías que con un tonto en su delirio”. (Prv 17, 12)

6. Vigilar el no perder la estabilidad que ellos logran arrebatarnos: al ser relaciones viciadas, de codependencia, son siempre desequilibradas en su mayoría, de inequidad de poder, pero ese poder podemos irlo recuperando, “El que demora en encolerizarse vale más que un héroe; el que sabe dominarse es más que el conquistador de una ciudad” (Prv 16, 32), “Más vale un trozo de pan seco en paz que una casa bien abastecida donde hay peleas” (Prv 17, 1). “Más vale vivir en un rincón solitario que con una mujer peleadora y desagradable” (Prv 21, 19).

Perder el control puede hacer que un vampiro de energía lo pierda también, y a la larga nos sintamos peor, lo cual alimentará el ciclo vicioso, “Hay reprensiones inoportunas, puede ser sabio callarse. Más vale llamarle la atención a alguien que rumiar su cólera” (Sir 20,1-2). “El hombre sabio supera al poderoso, el hombre de experiencia vale más que el forzudo” (Prv 24, 5), “Más vale una reprensión franca que rencores disimulados” (Prv 27, 5)

6. Aprender a decir no: parte de establecer límites es aprender a negarnos, esto es aún más necesario ante frases cliché tipo “ah ¿viste como eres tú?”. Simplemente “No reniegues de lo mejor que hay en ti por consideración al qué dirán; esa clase de vergüenza no debe hacer que te rebajes”. (Sir/Eclo 4, 22). Si apelan a argumentos tipo “sin ti soy nada”: De nada vale la alabanza en boca del pecador, pues ella no viene del Señor. (Sir/Eclo 15, 9)

7. No renunciar a nuestros principios. Sí, es cierto que la conciencia puede “adormecerse”, pero esa energía que gasta para acallar principios y noción de bien también pasa factura: Mucha gente es capaz de renunciar a sus propias convicciones con tal de calzar en un entorno. “Más vale tener poco y ser honrado, que ganar mucho en forma indebida” (Prv 16, 8), La paz del corazón fomenta la salud, pero la envidia corroe los huesos (Prv 14,30).

8. Buscar apoyo: No está mal que busquemos apoyo de un asesor espiritual, experto en psicología, persona que pueda darnos asesoría estratégica y hacernos ver en qué fallamos si erramos al intentar salir del ciclo vicioso. Tampoco tener un grupo de amigos que esté ahí para intervenir con ayudarnos a salir de alguna situación en la que el vampiro quiera engancharse.

9. Meta realista: No trate de ser el terapeuta, ni de pensar que ellos van a cambiar con su ayuda. Si está tratando con un narcisista, debe saber que estas personas no son capaces de ser empáticas, así que es irreal esperar eso de ellos. No debemos sentirnos decepcionados cuando no recibimos comprensión de un vampiro, y también es irreal esperar que cambie. Aprender a decir no, sea de forma cariñosa o respetuosa, pero firme.

10. Complementario del anterior: Hacer que se alejen es el mayor triunfo. Así que, una buena premisa para recomponernos, es hacerles entender que no valemos la pena. Si un vampiro necesita energía y no la consigue, tendrá que buscar otra víctima: decirles que estamos cansados, mal y/o sin ganas de nada, hará que acudan a otra fuente de inmediato ya que no tienen el alimento que necesitan.

11. Indiferencia: un trato indiferente, que ni siquiera les entretenga, les hará ver que se nos endureció la piel y les costará extraernos energía. No les dé la respuesta que buscan: oído abierto, simpatía, apoyo, etc., y perderán interés. Suena cruel, pero es en esta fase donde más se enganchan, ¿Por qué? Porque ellos no buscan “ventilar” sino “echar” su frustración en los demás. Si bien “una pena compartida es media pena”, ellos no solo quieren compartirla, quieren verterla en los demás, así que descargan constantemente sus sentimientos negativos sobre las otras espaldas. Cada quien es responsable de su parte en la solución del problema, así como de buscarle una solución.

12. Buscar la luz: Los vampiros temen a la luz, así que, busque cultivar el agradecimiento y la oración, busque crecer en la fe. Las personas con una fe firme son las que soportan mayormente la adversidad, desarrollan mayor resiliencia. Cada día es una batalla diferente, así que se debe mantener la constancia en la oración y el cultivo de la fe. Dios le dijo a santa Catalina: “Ocúpate de mis cosas y Yo me ocuparé de las tuyas” y eso incluye las personas problemáticas en nuestro entorno.

Por último: ¡Ea, vamos! Diviértete y alegra tu corazón; echa lejos de ti la tristeza, porque la tristeza perdió a muchos y no sirve para nada (Sir/Eclo 30,23).

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista

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