Dice la Biblia: “Hay tempestad que no ve el hombre, y la mayoría de sus obras se hacen en secreto” (Eclesiástico 16,21). Esta revelación de que Dios obra en lo secreto, en lo escondido, con mucho Amor y sencillez, es algo que todos deberíamos internalizar y con ello se nos quitarían muchos temores, ansiedades y pesimismos.
Ver noticias es ver hechos compilados por alguien a quien tales sucesos le parecieron importantes, principalmente porque son minoritarios, y debido a eso llaman la atención y/o son escandalosos.
En medio de estas oleadas de pesimismo veo que también en el seno de la Iglesia, calladamente se está erigiendo una generación de jóvenes, de diferentes movimientos juveniles, que están siendo formados para ser “levadura en medio de la masa” (Lc 13,21). Justo ayer (escribo los jueves) tuve la oportunidad de asistir a un movimiento juvenil, organizado y dirigido netamente por ellos, en el cual no pude más que sentirme gratamente impresionado por la calidad tanto del evento, como de sus integrantes, y por el hecho de que son testimonio. Aunado a eso, buscan ayudar a otros en su vía de crecimiento.
Sí, Dios obra en lo secreto… He visto también otras iniciativas cristianas en las cuales se aprecia y palpa que el Espíritu Santo está forjando una nueva generación, de un material espiritual diferente, sólido, que dará respuesta, estoy seguro, a las adversidades que enfrentamos hoy.
Dios nunca nos ha abandonado, está con nosotros. En medio de este aparente avance del mal, y de leyes inconsultas que van contra la vida, esta nueva generación de jóvenes cristianos, que contrasta con la “generación de cristal” adoctrinada por el comunismo. Después de todo, el mayor enemigo de esa doctrina diabólica, y de cada uno de sus engendros, es la Iglesia, y en ella, este nuevo linaje de jóvenes me hace ver que sí hay mañana y futuro. Es promesa del mismísimo Jesús que los poderes del infierno no podrán contra ella (Mt 16,18). Dios con nosotros.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso/periodista
