Análisis

Javier Gómez: Mentirse a sí mismo no ayuda con Dios

Algo que suelo notar en muchas personas que hacen consultas en mi “consultorio virtual” (en Amen app), y en asesoría espiritual en general, es que suelen decir “yo creo en Dios”, lo cual está bien, pero cuando describen su situación, se nota que lo que ellos llaman “creer en Dios” es simplemente decirle a Dios lo que ellos quieren, anhelan, tienen proyectado, desean, entre otros, y pedirle que les ayude a cumplirlo.

Al momento de hacer indagaciones básicas sobre elementos tipo: vida de oración, confianza, abandono, búsqueda de saber cuál es su voluntad, esfuerzo por no pecar; conocer más a Dios, etc., se consigue mucho pero mucho autoengaño, respuestas tipo “sí, yo le pedí que me ayudara”, “yo le dije que eso es lo que yo quiero”, “yo le pedí con mucha fe” (!), y demás.

Aún peor: llegan a estar tan empecinados en su punto que hasta sacan interpretaciones extremadamente libres de lo que uno les aconseja, e incluso intentan hacer ver que fue uno quien les dijo lo que ellos quieren escuchar. Tenemos entonces, por ejemplo, que de una argumentación estilo: “si se está dando esta dificultad con tu esposo, tal vez sea para que evalúes cómo estás asumiendo tu rol de esposa y madre, y para que veas cuáles actitudes necesitan ser revisadas”, pueden querer sacar interpretaciones tipo   “usted me dijo que debo evaluar si me tengo que separar de él porque tengo que pensar qué es lo mejor para mí y para mis hijos”.

El autoengaño no es la mejor vía para relacionarnos con Dios, querer un Dios a nuestra medida tampoco. A Dios no se le puede engañar (Gál 6,7), y la realidad y los hechos no tienen que ver con nuestros sentimientos (Job 2,10). Entrar en una relación auténtica con Dios implica que Él, que hace nuevas todas las cosas, (Apoc 21,5), quitará de nosotros todo lo que no nos hace crecer en santidad. Si usted desea un proceso de asesoría espiritual ha de saber que es un proceso serio, y que implica muchas veces cambiar de actitud. Si no está dispuesto a hacer ningún cambio cuando entra en relación con Dios, no espere que le suceda lo que usted desea, ni que Dios le conceda lo que le pide. Intentar imponerle nuestra voluntad a Dios es la mejor forma de estancarse espiritual y personalmente. Dios le bendiga

Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista