Muchos estudios, seriamente documentados, lo dicen: tenemos muchos sesgos cognitivos, y/o prejuicios que nos hacen ver la realidad de forma diferente.
Está demostrado, por ejemplo, que la gente tiende pensar que las personas atractivas no tienen problemas o que estos son menores a los menos agraciados. Ya desde larga data se sabe que a los criminales atractivos le suelen dar sentencias más leves, y pasa lo contrario con los feos.
Hay otro estudio que dice que, a dos grupos se les hizo hacer una evaluación de un sujeto x, y se hizo de la siguiente manera, se describió en al primer grupo diciendo: es un sujeto inteligente, decidido, egoísta, reservado, y al otro, simplemente se le cambió el orden de los adjetivos: es egoísta, reservado, inteligente, decidido. Se obtuvo que el grupo donde el adjetivo negativo precedió a los otros, obtuvo puntuaciones más bajas.
A las personas más altas se les obedece más en puestos de mando. Las personas con menos estatura consiguen más reticencia a sus órdenes. A las personas atractivas se les cree más en las afirmaciones, suelen tener mejores valoraciones en las aplicaciones de citas; mayores posibilidades de iniciares sexualmente a temprana edad. Entre las personas que ejercen la prostitución, siempre son mejores cotizados los más atractivos.
Se dice siempre que se ha de mirar el corazón y no las apariencias, o el viejo dicho “no juzgues un libro por su portada”, el hecho es que ni Jesús se escapó de ser evaluado por su físico (Lc 11,27).
Yo mismo viví una adolesencia en la que me sentía miserable con mi físico, en la que pensaba que hasta Cuasimodo era más atractivo que yo. Dios ve más allá: “Pero el Señor dijo a Samuel: No mires su apariencia, ni lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón” (1Sam 16,7). Muchas personas sufren y están inconformes con su físico. Hay quienes han pensado que al hacerse cirugías serían felices y, al no haber logrado la felicidad, han caído incluso en el suicidio. Es parte de nuestra naturaleza, es difícil escapar de esta valoración del físico. Como cristianos nos toca hacer la diferencia y promover el amor de Dios como la principal noticia a quienes no se aman a sí mismos por su físico. Dios con nosotros.
Autor: Javier Gómez Graterol, religioso / periodista
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