Santa Cruz

HOMILÍA DEL CARDENAL JULIO TERRAZAS, 25-09-11

“Tener un mismo amor, un mismo corazón y un mismo pensamiento”

·         Inicio de la novena de oración por la hermandad de la Iglesia boliviana con las diócesis de Tréveris y Hildesheim de Alemania.

 Muy amados y queridos hermanos y hermanas:

Aún estamos bajo el eco de tantas fiestas estos días, fiestas que muchas veces por repetirlas cada año se convierten en rutina, en algo que hay que hacer pero sin descubrir los nuevos desafíos, las nuevas perspectivas que debemos de tener todos cuando formamos una sociedad. Perspectivas también cuando formamos la Iglesia.

Estamos terminando el mes dedicado a la Palabra del Señor y por los informes que hemos podido recibir de nuestras parroquias y comunidades, se ha tomado en serio la Palabra del Señor; la Palabra que llama, que convoca y que envía, la Palabra que renueva, la Palabra que da ganas de seguir viviendo todo el desafío del proyecto de nuestro Dios; ojalá que este impulso continúe a los largo de todos los días y de todos los años de la vida porque la Palabra es para eso, para escucharla siempre y para renovarnos constantemente.

“QUE LA HERMANDAD SEA UN SIGNO DE LO QUE DIOS QUIERE QUE SEAMOS, UNA SOLA COSA ENTRE TODOS”.

Este domingo nos toca no solo asumir la vida de nuestro pueblo para poder contagiarle algo del espíritu del Señor, de ese espíritu  que viene de lo alto y que no es un invento de algunas personas; el espíritu que impulsa, el espíritu que nos lleva a vivir de manera diferente todos los acontecimientos de la vida; también tenemos que asumir hoy la vida de otras hermanas Iglesias, Treveris y Hildesheim de Alemania que con nosotros quieren caminar hacia el encuentro del Señor, que con nosotros han decidido también ponerse en marcha, para que juntos, tanto Bolivia como estas hermanas Iglesias puedan traducir en sus vidas las exigencias del evangelio.

Hoy en Bolivia y en las hermanas Iglesias de Alemania empieza una semana de oración para que esta hermanad crezca, para que esta hermandad sea un signo de lo que el mundo hoy necesita, para que esta hermandad nos lleve a romper todas las fronteras y todas las cosas que se han inventado para separarnos y ser realmente un signo de lo que Dios quiere que seamos ´una sola cosa entre todos`.

HAY QUE SABER ESCUCHAR A LOS ÚLTIMOS, A LOS INDÍGENAS, A LOS HUMILDES Y A LOS POBRES.

Se nos habla también de orar estos días por una educación de calidad. Una educación de calidad es una educación que se fomenta con valores y actitudes nuevas, no una educación  que repite de memoria las cosas ya aprendidas de antemano sino la apertura del espíritu educado que va ir respondiendo con altura, con respeto a todas las inquietudes que presenten nuestros hermanos.

Vamos a rezar también por ello, quizás una nueva educación produzca una nueva manera de pensar en nuestro país. Lo estamos viendo y palpando, no es el negarse a dialogar que soluciona los problemas, no es encerrarse en prepotencias pre-fabricadas y no escuchar a los últimos, a los indígenas, a los humildes y a los pobres. Hay que saber escuchar no los gritos de desesperación sino las palabras de compromiso que tienen ellos con el país, con la sociedad y con todos nosotros.

Es importante no dejarnos aterrorizar por tantas cosas malas, el creyente tiene que buscar la forma y la manera de hacer que el plan de Dios, el pensamiento de Dios entre en nuestro pensamiento. Pablo a los cristianos de Filipo les va recordar con todo cariño, que estamos llamados a tener un mismo amor, un mismo corazón, un mismo  pensamiento, que no hay que hacer nada por interés ni de las personas ni de los grupos, ni por vanidad y, que la humildad los lleve a estimar a los otros  como superiores a sí mismos.

¡Hermoso mensaje mis queridos hermanos! Para nosotros que celebramos un año  más de nuestra independencia, para nosotros que con orgullo hemos aplaudido los 201 años de esta vida, pero esta palabra del Señor nos dice ´tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento` no hagan las cosas por intereses personales o grupales ni por vanidad y que todos tratemos de descubrir que lo que interesa es la presencia de nuestro Dios; vivan con los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús.

Esta mañana el Santo Padre en su tierra natal en Alemania comentaba este pedido: la humildad consiste en tener, dice el Papa, los pies sobre la tierra. Sí, tenemos que saber que somos  también tierra pero con el oído y el corazón abiertos a la palabra del Señor, a la presencia de Cristo, una manera nueva de caminar. En la tierra no lo tenemos todo pero escuchando a nuestro Dios nos vamos llenando de aquello que Dios ha deseado desde siempre para depositarlo en nuestros corazones.

VIVAN CON LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE CRISTO JESÚS

´Vivan con los mismos sentimientos de Cristo Jesús` y ahí nos explica ese extraordinario paso de Cristo; Él que siendo Dios no ha querido quedarse con ese privilegio y se anonado y vino a la tierra, tomó nuestra forma y se hizo humilde y acepto la muerte y la muerte en cruz. Eso es humildad. Si nosotros nos acostumbramos a escuchar a Cristo vamos a ser capaces de caminar de forma diferente en medio de esta polvareda del mundo, no pateando tierra para enceguecer a otros sino tratando de ver que con la fuerza de Dios el mal tiene que ser vencido y nosotros vamos a ser instrumento de ese nuevo bien que el Señor trae a la humanidad entera. Porque se humilló el Señor su  Padre lo exaltó, lo hizo el Señor de la historia para que todos tengamos que repetir “Jesucristo es el Señor”.

Ahí está el centro de nuestra vida. Cuando el Santo Padre hace unos pocos días llegaba a su tierra natal Alemania, frente a ciertas actitudes de crítica  y de insolencia tuvo una frase que los dejo desconcertados a sus paisanos “vengo a hablar de Dios, vengo a decirles que Jesucristo es el Señor, vengo a recordarles que este Señor ha formado una Iglesia, que esta Iglesia no es una sociedad  como las otras, no es un grupo de amigos, no es un grupo folklórico, no es de esos grupos que formamos para hacer esto o para hacer aquello, la Iglesia se mueve  porque el Padre a través de su hijo Jesucristo sigue reuniendo fieles. Es otro su ámbito, es otra su presencia, bien terrena pero también bien divina.  Ahí está la riqueza de la Iglesia; terrena porque es capaz también de cometer el pecado que tanto condenamos pero también es capaz de escuchar la Palabra de Dios que no es escuchada por todos los que se creen superiores al Dios de la vida.

Yo creo que la Palabra del evangelio hoy nos puede ayudar a captar y comprender esta manera nueva de estar en relación con nuestro Dios. Esto no lo escuchaban todos. El evangelio nos habla de un grupo que estaba escuchando al Señor, los responsables de la vida religiosa “los sacerdotes y los ancianos del pueblo” dice el texto. Estaban escuchando al Señor no para escuchar la vida sino para encontrar algo de que acusarlo, estaban detrás de Él no por interés al mensaje que daba sino solo defendiendo sus propios intereses y por eso el Señor les hace esta pregunta ¿Qué les parece? un hombre tenía dos hijos, un Padre que habla a sus hijos y le dice al primero “hijo mío quiero que vayas a trabajar a la viña” ¿y el qué le responde?  “no quiero” pero después lo pensó, reflexionó, se convirtió y fue a trabajar. El segundo recibe la misma invitación, también es llamado por el padre para que vaya a trabajar y responde “si voy a ir” y no fue.

LO IMPORTANTE ES HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE Y NO ACTUAR SOLO POR APARIENCIAS EXTERNAS

Yo creo que esto lo entendemos todos, no sé cuál es la opinión nuestra en estos momentos pero cuando el Señor pregunta ¿Cuál de los dos ha hecho la voluntad del padre? Aquellos ancianos y sacerdotes responden “el primero” responden de memoria, responden con cierta diplomacia, pero también con una falsedad intelectual y moral extraordinaria. Cuando el Señor les pregunta cuál de los dos ha cumplido la voluntad del padre, ellos aplauden la respuesta del primero pero ellos están actuando como el segundo hijo. Ellos escuchan, dicen voy y no van, ellos han escuchado a Juan bautista y no se han convertido, ellos están allí todos los días leyendo pasajes de la biblia pero su vida no cambia nada y estos señores son los que va a aplaudir a aquel que en un comienzo dijo no pero que después fue a trabajar en la viña del Padre.

Por eso es que el Señor les da un respuesta tan dura “les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al reino de Dios ¡que palabras más duras para gente que se creía superior, para gente que creía que tenía a Dios  en su bolsillo, para gente que había desfigurado la respuesta que hay que darle al Señor, que se contentaban con respuestas hipócritas que no llevaban al cambio ni  al trabajo, que decían muchas cosas bonitas pero no trabajaban con las exigencias que esto supone. Por eso el Señor usa este ejemplo, los grupos de los pecadores públicos, aquellos  a quienes ustedes condenan van a ser los primero en llegar al reino de Dios.

LLAMADOS A TRABAJAR EN LA VIÑA DE NUESTRO PADRE

Hermanos y hermanas, el Señor llama constantemente a la verdad, a la vida y a la fraternidad, nos llama también a nosotros; Esa es la viña en la que hay que trabajar. El ejemplo es un espacio cultivado pero la realidad de hoy es un espacio mucho más grande, la viña está esperando trabajadores, la viña que hoy nosotros podemos constatar son esos miles de hermanos que siguen en las calles, que no tiene trabajo, que no tiene el pan de cada día, son esos miles de hermanos  que en los hospitales sufren porque no tienen para los medicamentos, son esos miles de hermanos que están marchando pidiendo respeto a su dignidad. Esa es la viña en la que hay que trabajar.    

El Señor hoy día nos dice a todos “hijos vayan a mi viña”. No viene  como un líder cualquiera a mandarnos, un padre a pedirnos, un padre que se acerca, que nos habla y nos dice con cariño vayan a trabajar en este momento porque allí hay mucha gente que pide una palabra de paz, una palabra de justicia, una palabra de libertad.

Jesús tuvo que recordarles a los sacerdotes y ancianos que los grupos de pecadores que ellos condenan, escucharon el mensaje que trajo Juan el bautista, y decirles a ellos que también tuvieron la oportunidad de escucharlo pero que no  cambiaron su vida, que prefirieron complicarse con aquellos que iban a matarlo y a sacarlo de en medio.

Bien hermanos y hermanas, ante la invitación que no hace hoy el Señor, ante la invitación que nos hace hoy nuestra Iglesia ´vamos  a trabajar` a los mejor cuesta, a los mejor algunos le van a decir “no Señor no tengo tiempo” pero lo importante es gozar de ese espacio de reflexión para poder convertirnos y lanzarnos a hacer el trabajo que hoy es urgente.

Si para la parábola la viña era importante, para nosotros el mundo en el que estamos es importantísimo. No podemos ocultar esta palabra, no la podemos encerrar en una caja fuerte, no tenemos que hacer como aquel que recibió un solo talento y lo enterró. Tenemos que ser capaces de descubrir al otro y a los otros en su dimensión histórica actual para que entre todos se vaya construyendo ese espacio que todos anhelamos para todos: la libertad, el respeto a la dignidad; quisiéramos una justicia que no se dedique a perseguir sino a cumplir las leyes para todos, quisiéramos una manera de convivir entre nosotros que nos impida mirarnos como enemigos y sí mirarnos como amigos, como hermanos teniendo un solo corazón y un solo pensamiento.

PARA COMBATIR EL MAL HAY QUE DEJARNOS POSEER POR EL ESPÍRITU QUE VIENE DE LO ALTO.

Creo que esto es posible, siempre ha sido posible para nuestro Dios, por  eso la primera lectura nos dice  brevemente, si el justo se aparta de su camino y comete el mal se condena y muere, si el pecador se aparte el pecado y hace el bien se convierte y vive. Esto es lo que necesitamos como hijos. Quizás nos hemos complicado con el mal, quizás estamos metidos dentro del mal, quizás estamos aplaudiendo todo lo malo que se hace contra las personas, contra los humildes, contra los sencillos, pero es el momento de dejarnos poseer por ese espíritu de lo alto que ayer lo explicaba en el TE DEUM porque Santa Cruz necesita reavivar el espíritu de la vida, el espíritu de la hermandad, el espíritu de la justicia que no tiene que tardar, el espíritu del amor peo sobre todo el espíritu de los auténticos hijos de Dios que es la libertad que le Señor les da a todos ellos.

Que esta palabra del Señor siga iluminado nuestras mentes y nuestros corazones  para que en todo tiempo y lugar nosotros digamos Jesucristo es el Señor y  fuera de Él no hay otro. Amen.     

Oficina de prensa del arzobispado de Santa Cruz.