Si el grano de trigo caído en la tierra no muere, no da fruto
En la celebración de la Festividad de San Lorenzo Mártir, Patrono de la Arquidiócesis, de la Catedral y del Seminario Mayor, los sacerdotes de la arquidiócesis se reunieron en Asamblea durante el día. Por la noche, a las 19:00 se congregaron en la Basílica Menor para la celebración Eucarística. Presidió el Cardenal Julio y resaltaron la celebración con su presencia Mons. Gianbattista Diquatro, Nuncio Apostólico, el Rector del Seminario de Tréveris y otros sacerdotes de esa Diócesis que sirven en nuestro país, de modo especial, el Padre Alois Säffer, que recientemente celebró 50 años de Ordenación Sacerdotal.
El evangelio compartido proclamó la palabra de Cristo: “Si el grano de trigo caído en tierra no muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”.
El Cardenal Julio en la reflexión evangélica agradeció a la comunidad congregada, en especial a los presbíteros, al Señor Nuncio, así como a los sacerdotes de Tréveris, de modo especial al Padre Alois, por su vida dedicada a servir con generosidad y entrega a nuestro pueblo.
Precisamente el Cardenal matizó que el evangelio no merecía mayor comentario por su claridad, no obstante, dijo que el testimonio resonante de San Lorenzo fue y es siempre la entrega de la vida, la disponibilidad para DAR lo mejor de sí. Ese es el gran testimonio. Jesús llama a seguirle: “El que quiera servirme que me siga”… El discipulado es dinámico, es activo, no admite intervalos o entrar en la rutina o la repetición, mucho menos de vivir con las añoranzas del pasado. “El seguir a Cristo, desde el Presbiterio, exige e implica la confianza y fidelidad al Padre, tanto como la vivió el Señor y la manifestó San Lorenzo. El Señor sostiene que es el Padre el que nos dará lo que corresponde al final: “… y al que me sirva el PADRE LO PREMIARA”.
Dentro ese dinamismo del reino el Cardenal animó a los presentes a retomar la fuerza y alegría de la fe de nuestro pueblo para que con la mística de San Lorenzo, vaya plasmando en la vida la fraternidad y la paz que estamos llamados a compartir como Iglesia.