Cuando la sociedad cuestiona a su Pastor.
Fuertes pronunciamientos se han dado y se siguen dando, respecto a esta noticia en las redes sociales, muchos de ellos de parte de los propios miembros de la Iglesia: “El cardenal Toribio Ticona visitó la mañana de este viernes a Evo Morales y bendijo su casa en la zona de Villa Victoria, de la ciudad de Cochabamba, que fue destrozada en 2019, durante el conflicto electoral”.
Como respuesta a los más variopintamente aireados comentarios hemos de responder desde las enseñanzas de la Biblia:
1. Si le parece que el personaje visitado no merecía la visita: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lc 5,32)
2. Si usted está entre los que duda de la integridad del personaje: Al oír Él esto, dijo: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos” (Mt 9,12).
3. Si no está de acuerdo con ese acercamiento: “Ustedes han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo’. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y, si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto” (Mateo 5,43-48).
Estas enseñanzas son para todos, y eso es lo que hace que el Evangelio rompe nuestros esquemas y nos plantea obrar de forma diferente a la lógica puramente humana de justicia y retribución.
La Biblia también nos dice en 1 Tim 2,1-3: “Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”.
Enfatizamos aquí que es promesa bíblica el hecho de vivir con piedad y dignidad. Darme cuenta de los defectos de otra persona no me hace moralmente superior a ella, sí lo hace obrar según el Evangelio. Lo que estamos viendo en estas acciones es, desde el punto de vista de un Cardenal -que de paso lo hace, no en nombre de la Conferencia episcopal, la Iglesia, sino a modo personal, en pleno ejercicio de su libertad personal-, la puesta en práctica de un pastor que quiere acercar a sus ovejas a Dios.
¿Nos cuestiona? Sí, por ello nos toca a nosotros ver cuánto estamos dispuestos a hacer de cada una de las citas bíblicas ya mencionadas para que no solo nosotros sino esta sociedad y el mundo sean cada vez mejores. Dios promete grandes cosas a quienes cumplen sus enseñanzas. En vez de ponernos a criticar y quejarnos, hagamos nuestra parte, y poco a poco veremos que nuestra vida será mejor. Tratemos de ver las cosas desde la perspectiva de Dios y desde ese punto de vista, pedirle su gracia para obrar como verdaderos cristianos: “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego” (Mahatma Gandhi).
Equipo INFODECOM