En los últimos meses del pasado año, se habló mucho de la construcción de una doble vía en el tramo Pailón- San Julián. Por este motivo hubo bloqueos en varias localidades, y choque entre la población y el orden civil. ¿El resultado? Hasta ahora lo que encontramos son huecos y parches, nada más.
El Papa Francisco, dirigiéndose a la Vida Consagrada, dice: “La vida consagrada nace y renace del encuentro con Jesús tal como es: pobre, casto y obediente. Se mueve por una doble vía: por un lado, la iniciativa amorosa de Dios, de la que todo comienza y a la que siempre debemos regresar; por otro lado, nuestra respuesta, que es de amor verdadero cuando se da sin peros ni excusas, y cuando imita a Jesús pobre, casto y obediente” (2.02.18).
Creo que esta explicación sirve también a todos los bautizados. Todos estamos llamados a recorrer, durante nuestra peregrinación a la casa del Padre, esta doble vía: acogiendo el amor entrañable del Padre que llega a nosotros por medio de su Palabra; y por otro lado, extendiendo esta experiencia de su amor y misericordia en las relaciones fraternas, y sobre todo con los que sufren…
Este doble movimiento se refleja también en el Objetivo General del nuevo Plan Pastoral del Vicariato, lanzado al inicio del nuevo año litúrgico: Anunciar la alegría del Evangelio , significa de una parte: estar abierto al amor de Dios que se derrama incesantemente en nosotros. Y por otra: promover una Iglesia misericordiosa y en salida misionera, porque hemos sido enviados a reproducir en nuestra vidas la imagen de Jesús (cfr.Rom.8, 29). Esta es nuestra “doble vía” que desemboca en un renovado compromiso bautismal vivido dentro de la comunidad cristiana y testimoniado en la realidad concreta de nuestro vivir cotidiano: la familia, el trabajo, los vecinos, el grupo de amigos y todo aquel que llega y toca nuestra puerta porque necesita una palabra, un gesto solidario, escucha y acogida…
Al comienzo del Año Nuevo, quiero agradecer a todo el Pueblo de Dios: laicos comprometidos, hermanas y hermanos de la vida consagrada, sacerdotes, que han trabajado incansablemente en la construcción de esta “doble vía”. Y lo han hecho a través de las actividades llevadas a cabo en el área de evangelización, de promoción humana y de comunión eclesial. También, agradezco, a todos aquellos que con su oración y testimonio silencioso desde sus familias, con sus sufrimientos y ayuda económica, aportaron para esta misión. No quiero olvidarme tampoco de toda la gente de buena voluntad que busca el bien común, tiene hambre y sed de justicia, y trabaja por la paz y la libertad (cfr. Mt 5, 6.9).
Pongamos este Nuevo Año 2019 en las manos de nuestra Madre, la Virgen Inmaculada Concepción. Ella, que recorrió tantos caminos: Belén, Egipto, Nazaret, Jerusalén,.., nos acompañe todos los días para que sea haga realidad el compromiso de ser discípulos -“escuchadores” de la Palabra-y misioneros de la Palabra encarnada, compartida, vivida en gestos que manifiesten un amor como el de Jesús (cfr. Jn. 15,12).
Reciban mi bendición para todos los días de este Nuevo Año:
El Señor te bendiga y te guarde;
Te muestre su faz y tenga misericordia de ti;
Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz
(Núm. 6, 24-25)
Fraternalmente: + Antonio Bonifacio Reimann