La Iglesia de Santa Cruz de la Sierra, ante los intentos de inducir al aborto a una menor de edad, víctima de violación, en primer lugar queremos expresar nuestra sincera cercanía hacia ella y su familia, ratificando que ponemos a disposición nuestras instituciones de acompañamiento y protección integral: humano, psicológico y espiritual.
Al mismo tiempo condena el deplorable delito de violación, agravado por el hecho de haber sido cometido contra una menor de edad, y espera que se haga pronto justicia. A la vez es nuestra misión ineludible emitir una palabra orientadora desde los principios del Evangelio y la moral cristiana.
Dolorosamente, toda violación provoca una víctima pero, interviniendo con el aborto se provoca otra víctima inocente, que es el niño por nacer, un ser totalmente indefenso considerado como una amenaza a eliminarse.
Aunque ha habido la sentencia constitucional 0206 que permite el aborto impune, sin embargo, no todo lo legal es justo, menos aún cuando va en contra de la ley natural y de la conciencia ética y moral. “Hay que obedecer a Dios, antes que a los hombres” (Hech. 5,29), principio que vale también para la objeción de conciencia de parte de profesionales de salud que de ninguna manera pueden ser obligados a practicar el aborto.
A tiempo de reafirmar la vigencia inalienable del principio evangélico de la defensa de la vida, nos sentimos llamados a cuidar la vida de la menor de edad y del niño por nacer, cuya dignidad y derecho de persona, tiene vigencia aunque no cuente con un documento de identidad.
Santa Cruz de la Sierra 19 de junio de 2.015
Arzobispado de Santa Cruz
