En Mayo de 1988, Sonia Viruez de Gutiérrez, junto a su bebé de 2 meses recibió la Bendición del Papa Juan Pablo II en el Asilo de Ancianos de Santa Cruz. Una historia de Fe que ella nos comparte cargada de emoción.
“Conseguimos los pases gracias a un Sacerdote amigo, el Padre Sherman quien era Secretario de Monseñor Rodríguez. Fuimos a la misa con mi mamá y mi hijo de 2 meses de nacido.
Cuando terminó la misa el Papa dio la Bendición Apostólica a todas las personas y objetos religiosos que traían. Él iba salir de la Capilla por el lado izquierdo y yo con mi hijo en brazos me puse de ese lado, pero un policía boliviano me insistió que me mueva, porque mi bebe iba a llorar y causar molestias.
Yo le pedí que quería saludar al Papa para que le dé la bendición a mi hijo, pero el policía no quiso y me obligo a irme. En ese momento un policía italiano vio todo, vino a mí y me pregunto si el Papa ya había Bendecido “al bambino”, yo respondí que no. Entonces ese policía me sacó de la Iglesia al vestíbulo del Asilo donde estaban los periodistas. Quería que mi madre me acompañara, pero no se pudo.
Una vez en el vestíbulo esperaba que el Papa saliera junto con la comitiva que le acompañaba dejando a las demás personas encerradas en la Iglesia esperando a que Juan Pablo II saliera, nadie más que él y esa Comitiva de Obispos podían salir.
Cuando el Papa salió de la Iglesia me vio y se fue directo hacia mí con los brazos abiertos, sonriendo me preguntó cómo se llamaba mi bebé. Yo le respondí que se llamaba Juan Pablo en su honor, Él le dio su Bendición y besó.
Yo estaba muy emocionada, quería ver si conocía a alguien entre todos los fotógrafos que estaban ahí sacando fotos. Al día siguiente salió la fotografía en los periódicos y guardé los recortes.
De Italia el fotógrafo personal del Papa envío fotos al Asilo, entre las cuales estaba una donde aparecía yo con mi bebé y una monja del asilo besándole la mano.
Ahora con la visita del Papa Francisco, mi hijo Juan Pablo, que ya tiene 27 años y yo, nos estamos preparando con mucha oración para ser Ministros de Comunión en la Misa que se realizará en el Cristo Redentor.