Destacadas Reflexión Dominical

Reflexión dominical: Viene el Hijo del Hombre 

El Hijo del Hombre, liberador

Con el adviento nos asomamos al horizonte de esperanza al que nos abren las lecturas  dominicales. De todos los miedos y amenazas, de todas las injusticias y desigualdades, de todo tipo de corrupción y de pecado nos libera el Hijo del Hombre haciendo presente en el mundo la justicia de Dios. Esta justicia liberadora que lleva consigo  el Hijo del Hombre, cuyo nacimiento celebramos en Navidad,  puede ser la clave de  interpretación de los textos bíblicos de este domingo primero de Adviento.

Sentido profético y apocalíptico del Hijo del Hombre

El  carácter profético de Jeremías y del evangelio de Lucas posibilita este acento  cuando los cristianos rememoramos el nacimiento de Jesucristo, avivando en  nosotros la esperanza de la venida última y definitiva del Señor con la gloria propia  del Resucitado. Jeremías nos promete la llegada del vástago del tronco de Jesé que  traerá consigo la justicia y el derecho. Pablo señala la cercanía de la salvación para  los creyentes en Dios, como motivo central de una vida creciente en el amor hacia  todos y Lucas subraya la llegada liberadora del Hijo del Hombre. Este cuadro de lecturas bíblicas nos permite, en primer lugar, adentrarnos de nuevo  en el horizonte de la figura enigmática del Hijo del Hombre. Esta figura tiene su  origen en la tradición bíblica apocalíptica del Antiguo Testamento, más  concretamente en el libro de Daniel (Dn 7,13).

El Hijo del Hombre en el ámbito divino

Allí Daniel tiene la visión de una  figura humana indescriptible, semejante a un hijo de hombre, que se dirige hacia el  anciano sentado en el trono (Dios) y recibe el poder eterno, una gloria excelsa y un  reino indestructible. El poder ya no pertenecerá a las cuatro bestias monstruosas,  colosos inhumanos y crueles, probablemente correspondientes como imágenes, a  imperios poderosos y cruentos de la historia, de aquella época y de ésta, pero no se  sabe a quién se refiere ese personaje misterioso como Hijo de Hombre situado en el  ámbito de poder celestial. Parece interpretarse dicha figura en un sentido colectivo  impreciso: el pueblo de los fieles del Altísimo (Dn 7,18.27).

El Hijo del Hombre es Jesús

Sin embargo, la  indeterminación de aquella figura humana es el trasfondo de una de las grandes  corrientes teológicas presentes en los evangelios. Esa idea misteriosa se desarrolla  en los evangelios sinópticos aplicándose de modo concreto y preciso a Jesús de  Nazaret. De las múltiples ocasiones en que los evangelios nos presentan a Jesús  como Hijo del Hombre, podemos percibir que siempre se trata de momentos en que  Jesús habla de sí mismo, para revelar tres aspectos: el sentido último de la historia,  el camino hacia la cruz y su fuerza liberadora.

El horizonte de la venida gloriosa del Hijo del Hombre

El momento de la Parusía es la venida majestuosa de Jesucristo al final de los  tiempos como manifestación suprema de la gloria de su resurrección de entre los  muertos. Son los textos del discurso apocalíptico de los evangelios sinópticos. En  este sentido apunta el evangelio de este domingo. Cuando en la Iglesia se habla de  Adviento y de la venida de Cristo se trata en realidad de la llegada gloriosa de  Cristo vencedor de la muerte, Señor del cosmos y juez de la historia y de la  humanidad.

El Hijo del Hombre se revela en la Pasión como servidor y liberador

En segundo lugar el Hijo del Hombre revela el camino de Jesús hacia el  sufrimiento y hacia la muerte. Llama la atención que el título “Hijo del Hombre” sea el que aparece en los pasajes bíblicos en los que se indica el destino de Jesús según el plan insondable de Dios, especialmente en los anuncios de la pasión (Mc 8,31 y paralelos). Finalmente el Hijo del Hombre se revela como tal en el  presente de su vida histórica actuando con autoridad entre los suyos, ofreciendo el  perdón y la liberación y mostrando la identidad de su persona y de su misión como  servidor y liberador (Mc 10,45; Lc 19,10).

Mirando a Jesús avivemos la esperanza en Adviento

Para avivar en nosotros la esperanza es preciso concentrar la atención en este Hijo  de Hombre, que es un ser humano en cuya historia, vivida como amor hasta la entrega total de la vida, se ha mostrado la plenitud del  ser Hombre y la revelación más plena de Dios. El Adviento nos ayuda a recuperar la  esperanza en el hombre y en todo ser humano a partir de Jesús.

En un mundo de desastres activemos el compromiso con los valores del Evangelio

En el contexto de la situación actual de nuestro mundo, marcada por la crisis del sistema económico internacional y de la crisis humanitaria del mundo, amenazado por el resurgir de los extremismos políticos autoritarios, de la derecha fascista y de las izquierdas populistas, y en connivencia con las miopías nacionalistas excluyentes, en medio de los verdaderos signos catastróficos del planeta, sumergido en las hambrunas de los más pobres,  sometido al terrorismo y a la guerra, interpelado y acusado por las masas de refugiados y migrantes del mundo, amenazado por la corrupción generalizada y por la destrucción del medio ambiente, los creyentes tenemos la  esperanza puesta en el Hijo del Hombre, Jesús, el que vino, viene y vendrá. En estas circunstancias sociales e históricas es bueno mirar al horizonte para ver al Hijo del Hombre, Jesucristo, con el fin de que,  estando siempre activos en la esperanza y solícitos en el amor hacia todos, el  compromiso de los cristianos esté marcado por las líneas maestras y los valores del Evangelio.

La justicia, la libertad y la vida

La justicia, la libertad y el respeto a la vida humana (en todas sus fases, desde su  concepción hasta su muerte natural, y en todas las circunstancias, es decir, contra linchamientos y contra todo tipo de amenazas y penas de muerte), el respeto a dignidad de toda persona, el  derecho de la hermana madre tierra a ser respetada, son valores evangélicos,  convertidos ya en derechos en las sociedades verdaderamente democráticas, pero no siempre son respetados por todos los dirigentes, políticos y legisladores legitimados, los cuales, con frecuencia, los manipulan y conculcan.

Lucidez y espíritu crítico ante la venida del Hijo del Hombre y su conmemoración

Los  creyentes hemos de ser  lúcidos y críticos para poder enjuiciar la situación de las  personas y los procesos sociales de nuestro mundo con los ojos del Hijo del Hombre, cuya  comparecencia ante todas las naciones, contada en parábola en el capítulo 25 de  Mateo, nos dice que los que juzgarán la historia y los comportamientos y actitudes  humanas no serán otros que los necesitados, los enfermos, los pobres y las víctimas de  la historia, pues en ellos está indiscutiblemente presente el Hijo del Hombre  glorioso.

Firmes en la espera del Hijo del Hombre y en el amor a los descartados

En el evangelio de San Lucas se nos revela a Jesús como el Hijo del Hombre que  viene en su manifestación majestuosa como portador de la liberación. La  perspectiva de la llegada del Hijo del hombre nos exige a los cristianos estar firmes,  preparados para su venida repentina y continua, en actitud de permanente espera, y creciendo con paso firme en el amor hacia todos, los de dentro y los de fuera de la comunidad  cristiana, y especialmente a todos los descartados, enfermos y pobres del mundo.

Feliz Adviento.  

José Cervantes  Gabarrón, sacerdote misionero y profesor de Sagrada Escritura