Si el pan de cada día es el alimento que se pide al rezar el Padre nuestro, éste será totalmente distinto cuando arribe el papa Francisco a Bolivia, para quien 50 chefs han diseñado el menú que se le ofrecerá. La lista va desde un mate de coca hasta un chancao de gallina soltera, pasando por un pique macho o un charquekan orureño.
Y no sólo eso, a modo de entremés, en la mesa habrá cuñapé, jawitas yungueñas y chirreada tarijeña, entre otros, sin descontar el mousse de chuño y la gelatina de quinua como postres.
Así lo reveló a este medio el chef Juan G. Siles, director de la Academia Naval de Gastronomía y Hotelería, entidad que se adjudicó la convocatoria del servicio de catering, lanzada por el Gobierno, para atender al Sumo Pontífice y su comitiva, entre 300 y 350 personas.
De acuerdo con Siles, varias empresas se postularon hace un mes para prestar este servicio, sin embargo, se eligió a la Academia Naval de Gastronomía y Hotelería, dada su experiencia y su comprobada calidad.
Elección es “un honor”
“Es un honor servir al Sumo Pontífice, pero también una gran responsabilidad. Por eso, desde que la Cancillería nos dio la noticia, no hemos dormido pensando en qué menú preparar para tan digna comitiva”, señaló Siles mientras mostraba un manojo de papeles garabateados con nombres de platos, postres, aperitivos y un sinfín de epígrafes como muestra de que es un encargo casi celestial lo de la comida.
De hecho, ha tenido que recurrir a la Asociación de Gastrónomos de Bolivia (AGB) y a la Asociación de Chefs de Bolivia (ACB) para seleccionar a los 50 cocineros que conformarán el equipo gastronómico papal. Asimismo, se ha elegido a los más destacados de los nueve departamentos.
Hay varias exigencias
“Estamos cumpliendo todas las exigencias internacionales a fin de garantizar un servicio de excelencia y calidad”, refirió por su lado Carla Trujillo Salinas, directora administrativa de la Academia Naval de Gastronomía con sede en La Paz y en el municipio de Copacabana.
La exigencia y la responsabilidad de cocinar para el Santo Padre es tal que todos los chefs serán sometidos a pruebas de salud dental, capilar, uñas y otras tantas que “sí o sí deben garantizar la calidad”, expresó.
Llegada del papa Francisco
El papa Francisco y su comitiva arribarán el 8 de julio, a las 16:15, al aeropuerto internacional de El Alto, momento en el que se les brindará -a modo de bienvenida y para que no les afecte el sorojchi o mal de altura- un tradicional mate de coca, que alivia las secuelas de la altura.
“Sabemos que el papa Francisco no va a comer todo, más bien va a picar uno que otro plato. De todas maneras, el menú contendrá todo lo que representa Bolivia y su gastronomía, con la anuencia del Vaticano, que también nos ha enviado sus sugerencias”, manifestó Juan G. Siles.
Detalles del menú
Asumiendo que el papa Francisco estará tres horas en La Paz, un equipo reducido de chefs lo acompañará en la sede de Gobierno. El plato fuerte, entonces, será en Santa Cruz, donde esa misma noche arribará y se quedará el jueves 9 y el viernes 10 de julio. Con lo dicho, parte del menú va ser el siguiente.
Desayuno: api, tojorí, quinua con leche, cuñapé, chirreada tarijeña y jawitas yungueñas.
Almuerzos (sopas): chairo paceño, sopas andina y de maní. Plato principal: chorizo chuquisaqueño, laping, chancao de gallina soltera, majadito de charque, keperí beniano, pique de surubí, saice tarijeño, mechado de cordero, charquekan orureño, muselina de trucha en salsa de coca, arbejada tarijeña, pacumuto, arroz con queso, pique macho y mondongo chuquisaqueño.
Postres: mousse de chuño, gelatina de quinua, arroz con leche, helado de maca. Refrescos: tostada, copoazú, asaí, ajonjolí y somó.
Con todo, asumiendo que esto de la comida apasiona a moros y cristianos, el equipo de los 50 chefs presentará lo mejor de la comida boliviana, que es una mezcla de tradición, cultura, cosmovisión y buen diente. El menú preparado para el Pontífice reúne lo más representativo de Bolivia en cuanto a sabores, ingredientes y variedad.
Cuando una visita íntima llega a casa, lo primero en que se piensa es en qué convidarle y allí surge el afán de preparar un exquisito plato. Pero, además, es la cocina y la comida la mejor manera de agradecer tal visita.