Cochabamba

Palabras de Mons. Giambattista Diquattro a la XCV Asamblea General de la CEB

La nonagesimaquinta Asamblea General de la Conferencia Episcopal se reúne en estos días de un renovado compromiso de la misión y de fortalecimiento de la evangelización, al cual nos lla-ma el inicio del Ministerio Pastoral del Santo Padre Francisco.

Al trasmitir su saludo, la seguridad de su oración y su bendición, expreso profundo agradeci-miento y sincera admiración por las numerosas y concordes Liturgias, iniciativas y actividades con las cuales ustedes, Excmos. Obispos y el Santo Pueblo de Dios en Bolivia, en sintonía de sentimien-tos y en comunión de gracia han querido ofrecer para agradecer al Señor por el don precioso de la Persona y del Magisterio del Papa Benedicto XVI; han invocado la divina presencia del Paráclito para orientar la decisión de los Padres Cardenales en el Cónclave; y han acompañado los primeros pasos del nuevo Sumo Pontífice Francisco con gran alegría, filial cariño y agradecida oración.

La expresión participativa de Bolivia en tal culminante momento histórico se ha manifestado con la presencia en los actos decisivos de esta etapa trascendental, del Emmo. Card. Julio Terrazas Sandóval en cuyo corazón de Pastor estaba incluido el corazón de la Iglesia Boliviana.

Bolivia agradece al Papa Benedicto XVI por la Ordenación Episcopal, en estos últimos me-ses, de los Excmos. Mons. René Leigue Cesari y Mons. Roberto H. Flock, el nombramiento de Mons. Jesús Juárez Párraga S.D.B. en la sede de Sucre y la elevación a la plenitud del sacerdocio de los Rvmos. Percy Galván Flores y Eugenio Coter. Es ésta una ocasión propicia para reiterar felicita-ciones y asegurar oraciones.

Con respetuoso saludo quiero recordar el Ministerio Pastoral de los Pastores de los cuales, en el último semestre, el Santo Padre ha aceptado las dimisiones al cumplimiento de los 75 años de edad, y a los cuales ha hecho llegar un sentido, cordial y afectuoso agradecimiento por su Ministerio conducido con la Sabiduría propia de los Sucesores de los Apóstoles, la constancia de consagrados elegidos por el Espíritu Santo y protegidos por su acción, con la bondad de aquel Bel Pastor que es el icono de todo servicio a la Iglesia. Quiero en particular mencionar muy respetuosamente a los Excmos. Monseñores Jesús Pérez Rodríguez O.F.M., Toribio Ticona y Luis Morgan Casey.

El Papa Benedicto XVI nos ha dejado, como ha dicho el Papa Francisco: “su magisterio, su bondad, su dirección, su fe, su humildad y su mansedumbre… que seguirán siendo un patrimonio espiritual para todos. El ministerio petrino, vivido con total dedicación, ha tenido en él un intérprete sabio y humilde, con los ojos siempre fijos en Cristo, Cristo resucitado, presente y vivo en la Euca-ristía”.

El Papa Francisco ha subrayado que comienza su Ministerio preocupándose con toda la Igle-sia del bien de todo hombre en esta tierra. Y evocando los motivos por los que eligió su nombre, ha subrayado que uno de los primeros es el amor que Francisco tenía por los pobres. Y ha afirmado que según el ejemplo de Francisco de Asís, la Iglesia ha tratado siempre de cuidar, proteger en todos los rincones de la tierra a los que sufren por la indigencia, así como se puede constatar en la generosa obra de aquellos cristianos que se esfuerzan por ayudar a los enfermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados, y que, de este modo, trabajan para construir una sociedad más humana y más justa.

El Papa Francisco nos ha recordado que la celebración del Año de la Fe abre nuestros ojos ante otra pobreza: la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también a los Países considerados más ricos. Es lo que… el querido y venerado Papa Benedicto XVI, llama la «dictadura del relativismo», que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres.

El Santo Padre ha explicado así que la segunda razón de su nombre, Francisco de Asís, nos dice: Esforzarse  en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin verdad. No puede haber verda-dera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás, de todos, a partir ya de la natura-leza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra.

Y mientras el Papa manifestaba el deseo que el diálogo…  ayude a construir puentes entre to-dos los hombres, de modo que cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un conten-diente, sino un hermano para acogerlo y abrazarlo… Recordaba que en esta tarea es fundamental también el papel de la religión. En efecto, no se pueden construir puentes entre los hombres ol-vidándose de Dios. Pero también es cierto lo contrario: no se pueden vivir auténticas relaciones con Dios ignorando a los demás. Por eso, es importante intensificar el diálogo entre las distintas reli-giones… es importante intensificar la relación con los no creyentes.

La lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual; edificar la paz y construir puentes, son pues los puntos de referencia del camino de la fe y de la Iglesia.

    A este camino emprendido por el Santo Pueblo de Dios en el mundo y en Bolivia se dedicará esta Nonagesimaquinta Asamblea General, mientras a la Virgen María de Copacabana se dirige la oración, el agradecimiento y el cariño constante de todos nosotros sus hijos.