La Paz

Padre Diego Plá: “La Iglesia narra hechos históricos y no toma partido político”

El secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, P. Diego Plá, durante su homilía este domingo, 4 de julio, remarcó que en la memoria presentada el 15 de junio por la Iglesia Católica, “se narran hechos históricos y no se toma partido político por nadie”. “No por decir una mentira un millón de veces se convierte en verdad”, dijo lamentando que exista una falta de respeto y agresión hacia la Iglesia, afirmando que “la sociedad se construye desde el respeto y no desde la amenaza” y enfatizo que “no se puede vivir dictaduras solapadas bajo el nombre de democracia”, alentando a ser profetas y denunciar la injusticia, la violencia, la pobreza y otras situaciones que golpean a la población nacional.

HOMILÍA PADRE DIEGO PLÁ

TRANSCRIPCIÓN DE LA HOMILÍA DE PADRE DIEGO PLÁ:

Hoy el tema del que nos habla la lectura es el ser profeta, y el ser profeta tiene dos dimensiones: Una es anunciar la Palabra de Dios, el anuncio, pero tiene una segunda parte y es la denuncia de todas las situaciones de injusticia.

La primera parte pues más o menos digamos, la hacemos, quien de una manera o de otra habla de Dios, verdad y más aún en estos tiempos cuando acudimos a Dios por tantas situaciones, porque estamos sufriendo. Pero la segunda parte ya es la difícil, la segunda parte e incluso los sacerdotes y demás, muchas veces no lo hacemos porque nos compromete.

Denunciar la injusticia ya te compromete y ahí ya andamos un poquito flojos, por decirlo de alguna manera, no nos gusta comprometernos, porque cuando te comprometes ya tiene unas consecuencias. Verdad decir “Dios es amor”, es maravilloso, verdad eso no tiene ningún problema, ¿alguno tiene algún problema?, no qué bien Dios viene a salvarnos, no tiene ningún problema. Pero cuando ya empezamos a denunciar las situaciones de injusticia en todos los niveles que sean, a nivel de los trabajadores, de los obreros, a nivel de salud, a nivel de gobierno, a nivel de Iglesia, entonces ya la cosa cambia, resulta que ya no eres tan gracioso, tan simpático, ya no, ya parece que ya no eres bueno, pues esa palabra que he utilizado en la en el Evangelio, ya es un escándalo. Ya eres escandaloso, ya eres problemático, ya no caes también, verdad y entonces ya pueden decir como decimos acá en Bolivia, “ya no es tan buenito, ya es un poco malito”.

Igual pasa en la vida, igual va a pasar en nuestro trabajo, igual va a pasar allá donde estemos.  Ser profeta, no es agradable no es bueno, más aún cuando uno agarra la Palabra de Dios y ve lo que le ha pasado a todos los profetas, todos los profetas murieron y no de manera tranquila, los asesinaron a todos, porque nos cuestionan.

La primera idea entonces es esa, que poco nos gusta ser profetas y que poco nos gusta que nos digan la verdad, no nos cuestionen y entonces bueno pues, muchas veces recurrimos a alzar la voz, ustedes han visto que en una discusión hay un momento en que parece que la otra persona es sorda, uno empieza a gritar porque piensa que el otro se ha vuelto sordo, sube el volumen pensando que le va a hacer más caso ya que le va gritando más y luego está ese otro nivel, que es el nivel bueno pues del insulto. Piensen cuando recurrimos alzar la voz, gritando o cuando recurrimos al insulto, es que nuestra palabra no tiene la razón, estamos acudiendo a otros argumentos que no son argumentos para buscar esa razón.

Fíjense en la primera lectura, para mí una frase que me que me enamora “en aquellos días el Espíritu entro en mí y me puso de pie”, la verdad es que en esta mañana yo quiero que examinemos nuestro corazón, mira tu corazón para ver dónde está el Espíritu, ¿ese Espíritu de Dios dónde está en tu corazón, de qué está lleno tu corazón?, porque de verdad somos especialistas en ser actores, yo no sé en qué momento de la vida nos han dado un curso de cinematografía, a veces lo pienso y digo ¿en qué momento nos han dado ese curso?, somos perfectos en adaptar papeles a veces en parecer que somos super buenos o que estamos llenos de Dios y a veces no estamos llenos de Dios, lo importante en este caso es ¿qué estás cargando en tu vida, qué estás cargando en tu corazón? Para verdaderamente dejar a Dios, que entre, va a entrar si hay sitio.

Ustedes saben cuando en el aforo, ahora mismo que estamos en esta situación, cuando está el aforo completo ya no se deja entrar a más, igual en nuestro corazón, si tu corazón está lleno de lo material, por ejemplo, pues evidentemente no va a entrar Dios, no tiene sitio, hay que vaciar para dejar que tu corazón se llene de Dios.

Fíjense que muchas veces en la vida llevamos cargas inútiles, cargas pesadas que no tenemos por qué llevarlas, el Espíritu de Cristo no va a impedir que esta vida nos golpee, nos está golpeando, ya son dos años en las que esta vida nos está golpeando, haciendo que perdamos a tantos seres queridos, tantas personas que están dejando este mundo y no tendrían que dejarlo, nos está golpeando pues con la pérdida de trabajo, de tantas personas que están también perdiendo su empleo, pero aunque la vida nos golpee no nos puede tumbar jamás. La vida te va a golpear fuerte, como yo digo, siempre te golpea dos veces, no viene solo de un golpe viene con réplicas siempre, bien pues, en ese momento es cuando en esa lucha entre el bien y el mal es cuando esta el Espíritu de Cristo tienes que dejar que verdaderamente entre en tu corazón, y te llene por dentro, y te dé la fuerza para que te levantes, ¿cuántas veces?, las que sean necesarias, una y otra vez, y otra vez y otra vez. Para que no volvamos a poner de pie porque tenemos la dignidad de los hijos de Dios y yo quisiera que te grabes esto, nada, ni nadie puede quitarte la dignidad de los hijos de Dios.

Hoy la vida nos está golpeando, desgraciadamente de muchas maneras, con sufrimientos, enfermedad, cuantas desigualdades, cuánta injusticia, cuántas mentiras, cuánta incomprensión, cuánta pobreza, cuánta soledad, hay mil maneras en las que estamos sufriendo, por eso el mensaje de esta mañana es “yo te digo, levántate”, ponte en pie sigue luchando, porque eres más fuerte que cualquier adversidad, porque el Espíritu de Dios está en ti, no hay adversidad que pueda contigo, grábatelo  en tu corazón y haz esto no sólo por ti, hazlo por los demás, por los que están a tu lado, por los que están en tu vida, porque puedes ser un testimonio, no sabes en qué momento de tu vida tú eres un buen testimonio para los demás.

Sigue la lectura y dice: “Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos”, ante esta esta frase yo me hago una pregunta ¿quién mide el éxito o el fracaso en nuestras vidas?, ¿qué es tener éxito o qué es fracasar?, porque si miramos la cruz de Cristo, evidentemente Cristo fracaso, estamos viendo a un Dios que está crucificado, vemos a un Dios vulnerable, un Dios como tantos hombres que están crucificados en nuestro mundo, yo creo que se nos ha enseñado mal, yo creo que en el fracaso muchas veces está más aprendizaje que en el éxito, en fracasar cuando nos dicen muchas veces, has fracasado, bueno pues, ahí es donde vas a aprender.

Fíjense que Jesucristo era pobre, no tenía títulos, no tenía dónde reclinar la cabeza y era odiado frente a eso. En nuestro mundo qué es tener éxito, tener plata, es tener títulos, es tener bienes materiales y ser admirados. Fíjense que contraposición la de Dios y la del mundo, todos podemos decir que Cristo verdaderamente fue un profeta, nadie va a negar eso independientemente de si la gente le hacía caso o no le hacía caso, ustedes recuerden cuando escuchamos en la Palabra de Dios, le seguían 3.000, le seguían 5.000, no había para dar de comer a la gente y la pregunta es dónde estaban todos ellos en el calvario, porque en el calvario sólo había un grupito las mujeres que siempre están ahí y un joven, dónde estaban los 3.000 o los 5.000 en el momento del sufrimiento y de la muerte, dónde estaba todo este pueblo rebelde, pues parecía que el pueblo rebelde era el que había ganado la batalla. Jesús fue odiado porque no se cayó frente a la injusticia, porque no quiso ser cómplice del mal.

Ustedes han visto que hace una semana la Iglesia sacó un informe – memoria, diciendo que es narrando, fíjense, a mí hay una cosa que me enerva y es la mentira, porque dos veces que mentí y mi padre que así me arranco la cabeza. Entonces dije, mejor no voy a mentir a la tercera.

Es un informe que narra, no que toma opciones políticas, ya no nos equivoquemos, no por decir una mentira un millón de veces se convierte en verdad, la mentira, es mentira, aunque la digas un millón de veces.  La Iglesia saco un informe – memoria narrando unos hechos históricos, no tomando partido político por nadie, porque eso la Iglesia no puede hacerlo, ni debe hacerlo. Narró, ahora que al narrar evidentemente cada uno escuchará, o querrá que pongan las palabras que ellos quieren decir, eso es tomar opción política narrar.

Y la Iglesia narró su papel y un papel de pacificación y mediadora, que curioso cuando uno empieza a gritarle, a decirle “curas mentirosos pidan perdón a Dios”, a veces digo: ¿pensamos antes de hablar?, ¿pensamos?, porque ahora me gustaría decir: pida usted perdón ahora, pida usted ahora perdón, no solo a la sociedad boliviana, sino también a los que ha faltado al respeto. No se puede decir “escóndanse bajo las sotanas de los sacerdotes” (por cierto, no llevamos sotana) es una falta de respeto muy grande, yo no te estoy insultando, yo solo estoy narrando, me explico, me están entendiendo verdad, una cosa es narrar y otra cosa es atacar e insultar. Si no te gusta y no te agrada la verdad, entonces todavía me está dando más razón, ser profeta por eso les digo, ser profeta, no nos gusta. Bien pues, creo que para construir una sociedad se construye desde el respeto, no desde el insulto, no desde la amenaza, no desde no piensas igual como yo, entonces te tachó. No existe la libertad, la libertad de expresión, si coartamos la libertad de expresión, entonces acabamos con la sociedad y acabamos con la sociedad democrática, vivimos en un mundo en el que nos ha costado mucho ganar esa democracia, dejar las dictaduras atrás, bueno pues, no se pueden vivir dictaduras solapadas bajo el nombre de democracias.

Y por último en el Evangelio se nos dice: “no desprecian a un profeta más que en su tierra, uno de los suyos entre sus parientes y su casa, en su casa”.

Un profeta es cada bautizado, desde pequeñitos cuando nos bautizaron nos ungieron sacerdote, profeta y rey. Sacerdotes que tienes que ser santo, tienes que luchar en tu vida para ser santo, yo siempre cuando entro a los templos y veo a cualquiera de los santos digo: me parezco a ellos en algo, ese es tu reto ya, no la mediocridad, la vulgaridad, tu reto es ser santo.

En segundo lugar, ser ese profeta del que vamos a hablar y ser rey o pastor significa que tienes una obligación de guiar y de acompañar a tu familia, y a tu pueblo. Hoy no podemos renunciar se lo digo yo, no podemos renunciar a ser profetas, ya no podemos de renunciar yo he colocado seis puntos:

  1. No podemos renunciar a criticar de manera constructiva, puedes criticar destrozando al otro, eso no construye, crítica constructiva de eso se trata, voy a criticar constructivamente, que estamos sufriendo, que estamos en una sociedad en la que la pobreza se está generalizando, en la que la enfermedad bueno pues es drástica, en el que no sólo deja huérfanos a tus hijos, sino que le dejas una deuda de 50 mil dólares que no saben cómo van a pagar y eso hay que decirlo, no podemos estar callando, no es inhumano nuestro sistema de salud, hay que ser profeta y decir, no está bien.
  2. En segundo lugar, no podemos renunciar a enseñar a este mundo a que mire con los ojos de Dios, a mirar con los ojos de Dios, porque hay una desigualdad tremenda entre los ricos y los pobres, ustedes saben si van a internet lo encontrarán ahí que el 1% de la población de este mundo tiene el 82% de la riqueza acumulada, eso es la riqueza que se genera anualmente luego en cuestión ya de esa riqueza que se tiene ese 1% tiene el 50% de la riqueza del mundo y los 6000 millones nos tenemos que matar por el 50%, qué quiere decir, que la brecha entre ricos y pobres cada vez es más grande.
  3. No podemos renunciar a denunciar lo que es la barbarie de la migración de persona, millones de personas que tienen que dejar su casa, su hogar para salir y en ese tránsito sufren vejaciones y sufren hasta la muerte.
  4. No podemos renunciar a prestar nuestra voz a estas personas a los que el mundo ya les ha robado la voz, pero nosotros desde nuestra posición podemos alzar la voz por ellos.
  5. Ya no podemos renunciar, ustedes saben a criticar que hay violencia, que hay leyes como la a 348 que hay que implementarla y mejorarla, que hay que ponerse a trabajar, ya menos hablar y más trabajar, y con más hechos. No podemos renunciar a defender a los que están con miedo, no podemos renunciar a defender a los que sufren cualquier tipo de agresión y no por ser pobres tienen que sufrir la y aguantarse.
  6. Y por último, no podemos renunciar a llevar esperanza, hay que llevar esperanza al mundo, hay que llevar esperanza a todos aquellos que la han perdido, porque es posible otro mundo, porque es posible una nueva humanidad en paz, en alegría, en esperanza, en fraternidad sin insultos, sin odio, sin violencia y todo depende de tu actitud porque soy hijo de Dios y tú eres hijo de Dios y mereces todo mi respeto, mi atención y mi cuidado. Vamos a llenar de esperanza los corazones, tantos corazones que están sin aliento, tantos corazones que están destrozados y sin fuerza para caminar por ese destino adverso, justo ahora mismo se me está cruzando no más de cincuenta mil niños en Bolivia dice van a tener que comenzar el trabajo infantil, cuando deberían de estar jugando y estudiando, es otra situación que tendremos que ejercer lo profetas.

Por eso te digo, aunque la vida te golpee, aunque la vida es dura, durísima, “levántate,  ponte en pie, sigue luchando, porque eres más fuerte que cualquier adversidad, porque el Espíritu de Dios está en ti” Lucas 4, 16 al 18.

Fuente: Iglesia Viva