El cuarto Domingo de Pascua es también el Domingo de Buen Pastor.
Es la fiesta patronal de la parroquia más pequeña en nuestro Vicaríato, la pequeña ovejita en los brazos del Señor, la parroquia de Buen Pastor en Salvatierra.
Muchas felicidades a todos los fieles de esta parroquia, con sus Autoridades en su anual fiesta Patronal.
De manera especial quiero agradecer al Cabildo y los diferentes grupos parroquiales que se preocupan por el mantenimiento del templo y el culto litúrgico.
Agradezco a mis Hermanos Franciscanos que desde Urubicha atienden a esta porción del Pueblo de Dios.
No quiero olvidar a las Hermanas Terciarias de San Francisco que por muchos años atendían esta parroquia en la parte espiritual, educativa y de salud.
Les pido que oren también por la salud del P. Walter Neuwirth, OFM, que durante 40 años ha sido un pastor bueno de su parroquia y de Urubicha, actualmente muy enfermo en Santa Cruz.
Mi deseo para todos Ustedes es, que se mantengan siempre unidos al Buen Pastor escuchando su voz en la Palabra de Dios, acogiendolo en los sacramentos de la Iglesia, y sirviéndole en el prójimo, especialmente en éste que sufre.
Y este deseo extiendo a todos los fieles que peregrinar en el Vicariato.
El Buen Pastor se nos presenta como Aquel que busca la oveja perdida y quiere la vida abundante para todos (ver. Jn 10,10).
En estos tiempos de la pandemia cuando la vida está en peligro debemos recordar lo que el Papa Francisco dijo el dia 27 de marzo impartiendo la Bendición Apostólica al mundo entero: “La humanidad está en el mismo barco intentando superar la tormenta que desató la pandemia de coronavirus, y que es necesario de remar juntos. Nadie se salva sólo. El Señor nos invita a activar la solidaridad entre todos”.
De lo mismo ya habló San Pablo a los cristianos de Galatas hace casi dos mil años atrás, para que se ayuden mutuamente a llevar las cargas (ver. Gal 6.2-3).
Esta invitación es válida también en nuestros tiempos turbulentos.
Yo mismo experimento el beneficio de esta ayuda mutua durante mí estadía en el Hospital en Santa Cruz a través del personal sanitario y administrativo, como también de todos Ustedes por medio de sus oraciones, sacrificios, implorando las gracias del Señor para mí persona y todos los enfermos.
Yo también pido en cada Santa Misa por Ustedes.
Al concluir este mensaje agradezco a todos los que con su vida de servicio misericordioso y caritativo, prolongan hoy la acción del Buen Pastor en sus familias, parroquias, lugares de trabajo.
Tomen muy en cuenta el Mensaje del Papa Francisco (publicado en las páginas de esta edición).
Agradezco por sus oraciones al Dueño de la mies, para que no falte las personas generosas que escuchen la voz del Buen Pastor y lo sigan en la vida Sacerdotal, Consagrada, y como Laicos comprometidos con el anuncio del Reinado de Dios en todos los ambientes y lugares donde se encuentran.
Agradezco a los integrantes de la Comisión Vocacional por el empeño en la animación de la Pastoral Vocacional en el Vicariato. Les deseo que tengan muchos colaboradores en cada parroquia.
María, ejemplo en la respuesta a la llamada de Dios, Causa de Nuestra Alegría, ruega por nosotros.
MONSEÑOR ANTONIO REIMANN