Mons. Oscar Aparicio, Obispo castrense y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, destacó durante su homilía de este domingo que vivimos atemorizados sin tomar en cuenta la resurrección permanente de Jesús, en la eucaristía de este domingo, a propósito de la acción de gracias por la canonización de los nuevos santos, San Juan XXIII y San Juan Pablo II “…es el temor que a veces vivimos, dejándonos llevar por las preocupaciones de nuestro tiempo sin contemplar el acontecimiento de la resurrección. Estamos en la octava de Pascua para resaltar que el acontecimiento de la resurrección se prolonga permanentemente. Caminamos hacia la vida y la resurrección que el Señor nos regala”, dijo
Su homilía fue pronunciada en la basílica de San Francisco de la ciudad de La Paz.
Testigos de la vida y constructores de la paz
Al iniciar esta homilía quiero resaltar el rasgo de la comunión en la Iglesia. Esta mañana en Roma el Papa Francisco ha canonizado a los beatos papas Juan XXIII y Juan Pablo II. A esta misma hora el cardenal Julio Terrazas celebra una eucaristía de acción de gracias, más tarde lo harán en la catedral de La Paz y también en la catedral castrense con el mismo motivo, así se manifiesta la comunión en la Iglesia que hay que valorar y preservar.
Un segundo aspecto que quiero destacar desde el Evangelio es el temor que a veces vivimos, dejándonos llevar por las preocupaciones de nuestro tiempo sin contemplar el acontecimiento de la resurrección. Estamos en la octava de Pascua para resaltar que el acontecimiento de la resurrección se prolonga permanentemente. Caminamos hacia la vida y la resurrección que el Señor nos regala. Nosotros estamos llamados a ser testigos de esta vida. Por eso el Evangelio recalca este saludo “la paz esté con ustedes. No tengan miedo”, parecen las mismas palabras del Papa Juan Pablo II. No tengan miedo de abrir las puertas a Cristo.
Tomás somos un poco todos nosotros cuando dice si no palpo sus heridas y meto mi mano a su llaga no creeré. El papa Francisco utilizó esta metáfora esta mañana para asegurar que los papas Juan XXIII y Juan Pablo II han palpado esas heridas y no se han avergonzado del Señor a pesar de las dificultades de su tiempo.
El Señor nos dice felices los que creen sin haber visto. Es una invitación a nosotros a acoger el saludo del Señor. Lo han hecho estos dos grandes papas. El viernes pasado como conferencia episcopal comunicamos nuestra alegría por este acontecimiento.
Decíamos Juan XXIII ha sido alguien atento a los signos de los tiempos, testimoniando a Cristo en el siglo XX. Algo que nos acordamos de Él es la convocatoria al Concilio Vaticano II. Otro aspecto ha sido su llamado a la paz. Hoy también la voz de Juan XXIII se levanta en este mundo y si nosotros somos sus testigos conviene y se necesita urgentemente que seamos agentes de la paz para que la cultura de la paz impere en nuestra sociedad.
Aprovecho para hacer este llamado. Nos preocupa seriamente la situación de las fuerzas armadas que aunque es un problema institucional amenaza con ocasionar el resquebrajamiento de la paz. Todos estamos llamados a promover la paz. Instituciones, personas, fieles o no creyentes debemos promover la paz como algo fundamental para la convivencia en nuestra sociedad. No nos cansemos de usar todos los medios posibles para que esta paz pueda brillar.
De Juan Pablo II decíamos que ha aportado el espíritu misionero a nuestra Iglesia, que ha impulsado la nueva evangelización y que ha sido el primer papa que ha visitado nuestro país. Su recuerdo permanece vivo entre nosotros. Un papa que el año 1988 llegando a Bolivia besa tierra boliviana, anuncia el Evangelio en medio de nosotros y aun hoy resuenan sus ardientes palabras.
Agradecemos profundamente al Señor. Que el testimonio de estos dos pontífices se haga realidad en medio de nosotros, Agradecemos al Papa Francisco que nos da estos nuevos intercesores. Que el Señor nos conceda ser constructores de paz, profesando nuestra fe y testimoniándola a los demás. Amén.
El mundo no puede prescindir de Dios
El mundo no puede prescindir de Dios, por eso los mensajes de los papas santos Juan XXIII y Juan Pablo II siguen teniendo actualidad. Los santos no son para elevarlos a los altares sin conexión con la vida, ellos nos han dejado esta lección, de saber ponerse a disposición de Dios para que Dios haga llegar su mensaje viviente al mundo, dijo el Cardenal Julio Terrazas, desde Santa Cruz, en la misa de acción de gracias por los nuevos santos.
Tenemos muchas cosas que celebrar este domingo. Por eso el cardenal ya está cansado al comenzar nomás, espero que nos les pase lo mismo. Porque hay que seguir multiplicando las consecuencias de la pascua. La pascua va más allá de la muerte y rompe todos los límites. Estamos a 8 días y es importante que no lo olvidemos todo el año.
Es el día de la Divina Misericordia y tenemos que entender el verdadero mensaje de esta fiesta. Ahora tenemos dos santos más, parece que el más popular es Juan Pablo II, pero no se trata de hacer diferencias. Estos dos santos son de este siglo, fruto de una Iglesia llevada por el Espíritu que quiere que sus hijos sean libres y caminen realizando su vocación. Que sepan que Dios no es un prestamista. Dios no se casa de perdonar y eso es misericordia, es lo que debemos aprender, eso que nos cuesta olvidar y perdonar, eso que abunda en nuestra sociedad de odio y amenazas.
Tenemos que acordarnos que el domingo el Señor habla y eso nos puede orientar para la vida.
Hay muchos odios, maldad y griterío reconcentrado. Todo eso no es pascua. Por el bautismo se nos pide que seamos consecuentes. Hemos sido renovados por el bautismo. Cómo vamos a crear misericordia y perdón si dejamos a Dios a un lado, por nuevos ídolos.
En la primera lectura escuchamos el esfuerzo que hacían los primeros cristianos para compartir y vivir como hermanos. Dice el texto que vivían con sencillez sin tentaciones inútiles.
Si recordamos la vida de estos dos santos, debemos sentirnos orgullosos porque ellos fueron humildes, hijos de campesinos y de obreros. No necesitan otros títulos. La sencillez es su presentación. Juan XXIII inicio el concilio Vaticano II con importantes transformaciones que llevaron a la Iglesia a un mejor dialogo con el mundo.
Juan Pablo II llevó todo eso en su corazón a todas partes de mundo, también aquí en Santa Cruz y Bolivia. Aquí nos dijo palabras de aliento que aun hoy debemos leer, meditar y aplicar. En esta catedral recordó a los laicos la vocación bautismal, en el colegio La Salle recordó a los responsables de la sociedad su vocación de servir. Habló a la familia, a la Juventud. Es el papa que puso a disposición del Espíritu toda su fuerza y el espíritu convirtió esa fuerza en mensaje viviente.
Cómo llegaron a ser esas personas que dieron la chispa de la esperanza al mundo. Ellos nos pueden ayudar a esa idea inadecuada de santos de ponernos en los altares, lejos de la vida. Por ahí he leído que si leemos los discursos del papa cuando nos visitó sigue iluminando nuestra realidad. Es que no podemos vivir sin Dios. Tenemos que tener esa valentía de dar testimonio de nuestra fe.
Juan Pablo II recordó al mundo que no puede vivir sin Dios. Les dijo a los jóvenes que vale la pena entregarse por causas nobles y grandes aunque la cruz sea pesada. Gracias por la fiesta de Pascua, aprovecho para decirles gracias al grupo que viene a cantarnos. Creo que recibimos el mensaje, cuando se canta a Dios se canta al hermano, se canta a la vida, que sigamos siendo auténticos discípulos del Maestro.