La conmemoración de la Jornada de las Comunicaciones y la semana de oración por la unidad de los cristianos confluyen en la Fiesta de Ascensión que nos muestra nuestro destino como hombres y mujeres de fe, así lo ha destacado Mons. Oscar Aparicio en la celebración de este domingo, desde la Basílica de San Francisco.
Decía el Señor conviene que yo me vaya, pero no estarán solos y creo que es el sentimiento que albergamos este tiempo. Él asciende al cielo y está junto al Padre, asciende de una manera particular como primicia de todo lo que nos aguarda.
Jesús pasó su vida haciendo el bien y este Jesús ha sido elevado junto al Padre. Él es el primero y nos muestra el camino que vamos a seguir. Su ascensión anuncia también la venida del Espíritu Santo, como promesa de su presencia entre nosotros. Nosotros caminamos también hacia allá, a paso seguro, a la ascensión. Esto nos regala un sentimiento de esperanza en la seguridad de que venimos de Dios y a Él retornamos.
No podemos tampoco nosotros quedarnos con los ojos en el cielo, tenemos que emprender la tarea de anunciarlo.
Así iniciamos la semana de oración por la unidad de los cristianos, porque es más lo que nos une que lo que nos separa. Queremos caminar juntos más allá de nuestras diferencias, porque lo que nos une, la fe, es más grande que todas esas diferencias. Creemos en este Dios de la unidad y damos testimonio de llo.
Otra feliz coincidencia es la celebración de la Jornada de las Comunicaciones. El papa Francisco se ha dirigido a todos nosotros y, de manera particular, a los comunicadores. El papa quiere que la comunicación esté siempre al servicio de una auténtica cultura del encuentro. Se trata de reconocernos como hermanos y trabajar por la fraternidad.
La tarea fundamental de los MCS es propiciar esos espacios de encuentro. La comunicación es una conquista más humana que tecnológica y las tecnologías deben estar al servicio de este objetivo.
Que este llamado del papa sea una oportunidad para todos los comunicadores de tomar conciencia que somos hermanos, hijos de un mismo padre, y llamados a realizar este ideal de fraternidad. Que las redes digitales, como dice el papa, no sea un red de cables sino de personas. Así acogemos la invitación del papa cuando nos dice “no tengan miedo de ser ciudadanos del mundo digital”.