Continuamos en el evangelio de hoy del evangelista Mateo, capítulo 14, 23-33, las sabias enseñanzas de Jesús. Después de la multiplicación de los panes y dar de comer a las gentes, al llegar a la noche, se retiró a orar a solas en el monte. Mateo nos cuenta el episodio de la tormenta en medio de lago que hizo tambalearse a la barca, que llenó de miedo a los apóstoles. Jesús mientras tanto se encuentra orando en medio del monte, mientras tanto los discípulos viven las zozobras de una tempestad. En medio de las dificultades se aparece Jesús andando sobre las aguas. Ellos creen que es un fantasma., hasta que oyeron la voz conocida de Jesús.
Este evangelio narrado por Mateo, tiene un añadido. Es el único de los evangelistas que lo narra, la intervención atrevida de Pedro, que le pide a Jesús, si eres tú Señor has que yo ande sobre las aguas, pero mientras comenzó a andar sobre las aguas tuvo miedo y empezó a hundirse. Humildemente pide a Jesús que lo salve. Jesús extendió su mano y lo salvó. Pedro tiene un acto de fe al decirle a Jesús: “realmente tú eres el Hijo de Dios”. O sea, reconoce que Jesús de Nazaret, este hombre histórico, no solo es un hombre extraordinario que sana, resucita muertos…, sino que es Dios el Hijo del Dios verdadero. Esto no lo llegaron a entender los apóstoles hasta que Jesús resucitó de entre los muertos.
Pedro recibió una gran lección en este episodio tan significativo que se nos narra este domingo. Pedro como se dice en el evangelio tiene varias intervenciones, algunas brillantes, como aquella que encontramos en capítulo 16 de san Mateo, Pedro afirma que Jesús es el Mesías, el Salvador del mundo. Pero, hoy está lleno de miedo y Jesús le dice: “¡QUÉ POCA FE TIENEN!”. La barca de los apóstoles está sujeta a las olas embravecidas, ha pasado a la historia cristiana como el símbolo de la Iglesia siempre expuesta a los miles de olas que se levanta y hacen tambalearla. Pero ahora como entonces, junto a la Iglesia ha estado y estará Cristo acompañándola en nuestra travesía. Hasta llegar al puerto seguro. Jesús lo dijo claramente: “YO ESTARÉ CON USTEDES HASTA EL FIN DEL MUNDO”
Nos conviene recordar esto a todos pero sobre todos aquellos que diciendo farisaicamente que son católicos atacan a la iglesia que dicen pertenecer a ella. Jesús no nos ha prometido una travesía de gozos y de pasarlo bien, sino lo contrario. Todos los que intentamos seguir a Cristo en fidelidad, sabemos que la vida está llena de problemas y avatares, de lo contrario, no somos cristianos. Hay que recordar que la iglesia, mientras a Dios gracias siga firme en el cumplimiento de la voluntad de Dios, y, “no haga una iglesia a la carta” será perseguida. La Iglesia teniendo junto así a Jesús no naufragará. Pedro lo negó, cometió el pecado más horrible. Hoy se comete esta negación de Jesús, de ser miembros de la Iglesia de mil maneras. Judas vendió a Jesús por treinta monedas de plata. La Iglesia que estaba naciendo no se hundió. A todos los que formamos la iglesia debemos recordar que no tengamos miedo. Cristo está con nosotros, en su Iglesia.
Sucre, 13 de agosto de 2017
Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
Arzobispo emérito de Sucre