“Hoy la liturgia nos invita a contemplar un momento importante de nuestra fe, el momento de la Transfiguración del Señor, como un anticipo de la Pascua”, con esta afirmación Mons. Jorge Herbas, OFM Obispo de la Prelatura de Aiquile ha iniciado su reflexión dominical de este domingo 13 de marzo de 2022.
Los discípulos de Jesús se encontraban confundidos porque todos esperaban un reino terrenal, un liberador del poder establecido por los romanos. Pero Jesús les muestra que el camino de la liberación es el camino de la cruz, del sufrimiento, de la muerte. Pero Jesús como una forma de animar a sus discípulos, que se encuentran confundidos, los lleva para que lo acompañen a orar a la montaña, cerca de Dios y les hace partícipes de su divinidad y su misión.
“La transfiguración ocurre en este ambiente y los discípulos fueron testigos de la gloria de la divinidad de Jesús y viven la experiencia, la dimensión de la trascendencia divina que es la meta del seguimiento de Cristo, participar de su gloria”.
El hecho de que los apóstoles vean y participen de la gloria de Jesús nos garantiza que también nosotros participaremos de esta gloria divina, pero como creyentes al igual que los discípulos debemos bajar de la montaña de oración e ir a la vida cotidiana, donde hay problemas, dificultades, violencia, guerra, muerte, corrupción, es decir donde hay tantas cosas en las que tenemos que enfrentarnos a la luz de nuestra fe.
“La Transfiguración es un aliento que nos da el Señor a cada uno de nosotros, porque venimos a la Iglesia al encuentro de Jesús y Él se nos manifiesta una vez más vivo y presente en la Eucaristía, presente en medio del pueblo de Dios y de sus ministros que presiden la Eucaristía”.
La Transfiguración, es la experiencia de Dios y no solamente humana, porque todo creyente necesita la presencia de Dios, de estar cercanos a Él para abrir nuestro corazón y expresarle nuestros sentimientos de alegría de esperanza, pero también expresarle nuestras dificultades y problemas que atravesamos.
Hoy Jesús también sufre junto a nosotros toda esta realidad de violencia, de guerra, muerte, pero con la transfiguración nos da esperanza. Pero si nosotros hacemos que se sobre ponga la violencia, seremos enemigos de la Cruz de Cristo, porque la Cruz viene a reconciliar a la humanidad, a instaurar la paz con Dios y con nosotros mismos.
San Pablo nos recuerda que todos somos ciudadanos del cielo, Dios nos hizo no sólo para la vida terrenal, sino también para que disfrutemos de la vida eterna, para ello lo que nos pide el Señor es que perseveremos en la fe, sin alejarnos de Dios y de su amor.
Es en la Transfiguración, que Dios Padre confirma la misión redentora del su Hijo y presenta a Jesús como a su Único Hijo y sólo nos pide una cosa que lo escuchemos, que le obedezcamos.
Pidamos al Señor que nos confirme en la fe, que nos de la gracias de escuchar a su Hijo Jesús y que podamos obedecerle para poder participar de su gloria en el Reino del Cielo, en su resurrección.
Fuente: Iglesia Viva
