Análisis

Mons. Eugenio Coter: “El cristiano que encuentra al Señor Resucitado camina en la vida con otra mirada”

DIOS QUE ENTRA EN LA HISTORIA ABRE LA CORPOREIDAD DE LAS PERSONAS A LA ETERNIDAD.

Al atardecer del primer día de la semana. Así empieza el evangelio de esta noche. El Evangelio de Juan nos pone delante de algo nuevo, el primer día de la semana, el domingo, indica el día del Señor. El primer día de la semana indica la “creación nueva”, “algo de nuevo”. Entonces Juan, que escribe para cristianos que han caminado, mientras que relata el Evangelio les está queriendo transmitir mensajes y enseñanzas. Entonces subrayando que lo que hemos escuchado esta noche sucede al atardecer del primer día de la semana, indica al cristiano que hay una nueva manera de vida, una nueva manera de caminar de la humanidad, es una creación nueva.

El cristiano que encuentra al Señor Resucitado camina en la vida con otra mirada, es capaz de cosas distintas porque encuentra y experimenta el encuentro con Dios pero no como recuerdo, sino como un hecho verdadero y real. Y después vendrá la experiencia de Tomás, Tomás que no querrá creer y asumir que es un evento verdadero y real, una buena idea, un fantasma si quiere, un buen espíritu.

No, ningún fantasma y ningún espíritu, es Jesús con su cuerpo verdadero como antes y sin los límites de antes, como antes porque es un cuerpo verdadero, porque aparece y le dice “ven, tú que querías tocar, ven y toca, toca”.

¿Por qué tiene un cuerpo verdadero? Porque ha comido frente de ellos pan y pescado, porque un espíritu no come, un fantasma no muerde el pan, un fantasma es espíritu, Jesús Resucitado no es espíritu, tiene un cuerpo, un cuerpo verdadero, y Tomás que se rehúsa a creer esto, escucha que le dicen “…ven y toca y constata”. La resurrección es la resurrección de verdad con el cuerpo.

Esto indica dos cosas: la primera, la continuidad de Jesús en la historia, Jesús ha subido al Padre pero sigue adentro de la historia humana, esa será la experiencia de los discípulos que van caminando, Dios camina con nosotros, nos parece no verlo pero sin embargo hace arder el corazón. Sin embargo abre el corazón, cuando Tomás encuentra en la comunidad el testimonio de que habían visto al Señor, que ha estado con Él, es una comunidad ya no encerrada, ya no asustada, es una comunidad que tiene el coraje del Señor, ¿por qué? Porque se da cuenta de que la historia de Jesús no ha acabado, más bien cuando la humanidad lo mata pensando que con eso lo expulsaría fuera del mundo, este cuerpo de Jesús resucitado dice que Dios ahora está perennemente y para siempre en el mundo por que la muerte ha quedado derrotada con su resurrección.

Tomás toca los signos de los clavos, entonces la vida marcará este sufrimiento de Jesús, pero ya no será el derrotado, sino el vencedor de la muerte, si es así entonces Dios ya no abandona a los suyos. Hay una continuidad: como el Padre me ha enviado a mí yo los envío a ustedes. Fíjense hermanos, la lectura comienza diciendo que los discípulos no eran sólo los apóstoles, entonces son palabras que Jesús nos dice también a nosotros “…como el Padre me envía a mí, yo los envío a ustedes”, ustedes esta noche salgan de la Catedral y vayan como enviados de Cristo a la vida de todos los días, son enviados por Jesús, ¿para qué?, vayan para perdonar pecados, vayan para vivir la misericordia, para vivir el amor, para continuar la obra del Señor. Estos son los desafíos que nos plantea el Señor, nos entrega su mensaje, su buena noticia, su evangelio, vayan para vivirlo, y no tengan miedo, no entren a pactar acuerdos con el mal, ese no es el camino, vayan a proponer valores, no entren en la vida de vencidos, vayan como vencedores, podrán sufrir, el sufrimiento no faltará pero no los va a matar, o si los mata van a resucitar, entonces así tendrán el coraje de la vida, el coraje del bien, van a ser capaces de vencer con Cristo al mal.

Hermanos, esta noche pidamos esto al Señor: ayúdanos a salir de aquí como discípulos tuyos, enviados a las cosas del día para vencer al mal, para proclamar la vida, el bien, el perdón y el amor, para proclamar que Cristo ha vencido al mal y a la muerte”. ¿Están dispuestos?
Hay un paso más en la reflexión. La experiencia de Tomás es esta: que Dios ha resucitado en Jesús con un verdadero cuerpo. Esto quiere decir que Dios cambia la materia, que después de nuestra muerte volveremos a tener un cuerpo, o ¿seremos solo fantasmas, espíritus vivos? No. La experiencia de Tomás es esta: después de nuestra muerte Dios nos devolverá el cuerpo. Un cuerpo verdadero, un cuerpo que podrá abrazar, tocar.

Esta noche estamos con Tomás que no creía y que dice “si n o toco no creeré”, y que luego constata que Dios de verdad devuelve el cuerpo, el Dios que entra en la historia abre la corporeidad de las personas a la eternidad. Quiere esto decir que en el paraíso estaremos con nuestro cuerpo. Sí señores. Y no piensen que el Obispo se ha vuelto ingenuo. Señores, esta es la experiencia del Evangelio. ¿Lo crees o no lo crees?