En este segundo domingo de Pascua, domingo de la Divina Misericordia, Mons. Adolfo Bittschi, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Sucre y director nacional de las Obras Misionales Pontificias comparte su reflexión de este domingo enmarcado en el evangelio según San Juan (20, 19 – 31).
“Este domingo trae otro encuentro de Cristo resucitado hoy con el apóstol Santo Tomás, los evangelios están escritos para que los hombres puedan creer. San Juan nos presenta a Tomás incrédulo, que cree después de ver y palpar las santas llagas de Jesús Resucitado, la duda de Tomás es un testimonio que muestra cuánto le costó a Cristo convencer a sus apóstoles a creer en su resurrección, la incredulidad de ellos es para nosotros un argumento, la autenticidad de la resurrección”, sostuvo Mons. relatando que San Juan presenta a los discípulos llenos de miedo.
Mons. Bittschi señala que el evangelio de este domingo nos muestra a la “paz” y el “Espíritu Santo” como dones: “Están a puertas cerradas, de repente aparece Jesús en medio de ellos. El resucitado ofrece la paz como primer don de la nueva vida, es el mismo Jesús que convivió con ellos y murió en la cruz, les muestra las llagas de sus manos y el costado, recién los discípulos se alegraron de ver al Señor. El segundo don es el Espíritu Santo que estuvo siempre presente en el Señor durante su ministerio y que le dio la fuerza de aguantar la pasión y muerte para hacer todo nuevo”.
“El Espíritu Santo es quien les hará entender las enseñanzas de Jesús, les dará la fuerza de anunciar el Evangelio de la nueva vida en Cristo y así continuar con la misión de Jesús. Por eso Cristo comunica su poder de perdonar los pecados de los apóstoles, comunicándoles del Espíritu Santo, a quienes ustedes perdonen los pecados les quedan perdonados a quienes se los retengan, les quedan retenidos”, dijo que es la institución del sacramento, liberación, paz, confesión, y la reconciliación con Dios. Así también recalcó que para ser discípulo de Jesús, es necesario renunciar lo que se tiene compartiéndolo con los hermanos necesitados.
A continuación te invitamos a escuchar la homilía completa.