Oruro

Mons. Bialasik: Agradecemos a Dios por nuestra casa común

Este 6 de Agosto, en Oruro se celebró el CVC aniversario de la Independencia boliviana en un ambiente de encapsulamiento que se decretó para el municipio. Con la presencia del Gobernador Dn. Edzon Milton Oczachoque y algunos Consejeros departamentales, Mons. Cristóbal Bialasik presidió la Eucarisitía para rezar el Te Déum por Bolivia y sus hijos.

Recordó que a cinco años de celebrar el bi-centenario de la fundación, debemos prepararnos para celebrarlo con dignidad. Celebramos el aniversario de fundación de nuestra Casa Común que se llama Bolivia. Celebramos por muchas personas han entregado sus vidas para legarnos este país en libertad, por los que entregaron sus vidas por la educación y buscar la verdad, por los que lucharon por la justicia y por los que buscaron que el amor fuera la bandera en nuestro escudo.

Que hay que trabajar por mejores días y mejor calidad de vida; por ello, reprochó que la educación como medio de cualificación, este año se haya truncado.

La familia, como base de la sociedad, también debe ser fortalecida, ya que en muchas de ellas, la violencia se hace presente, dejando inocentes víctimas.

También reprochó que anteponiendo sus intereses al bien común, estén afectando con actos de violencia (en alusión a los bloqueos de ambulancias y proveedores de oxígeno para los enfermos de COVID-19).

Llamó a sentirse hijos de este país, y no inquilinos y poner sus esfuerzos para mejorar las condiciones de vida.

Dijo que la Iglesia, desde su misión quiere ser la humilde servidora de estos anhelos que Dios ha puesto en el corazón; por eso busca colaborar en la vida nacional desde su condición de testigo de la fe en Jesucristo. Recordando al Papa Benedicto XVI dijo: “La Iglesia no puede ni debe emprender la empresa política de realizar la sociedad más justa posible; no puede ni debe sustituir al Estado; pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia; debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia –que siempre exige también renuncias- no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política; no obstante, le interesa de sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las fuerzas del bien”. Queremos servir a la libertad que abarca la totalidad del ser humano.